22 Ahora ustedes, al obedecer al mensaje de la verdad, se han purificado para amar sinceramente a los hermanos. Así que deben amarse unos a otros con corazón puro y con todas sus fuerzas. 23 Pues ustedes han vuelto a nacer, y esta vez no de padres humanos y mortales, sino de la palabra de Dios, que es viva y permanente. 24 Porque la Escritura dice:
«Todo hombre es como hierba,
y su grandeza es como la flor de la hierba.
La hierba se seca y la flor se cae,
25 pero la palabra del Señor permanece para siempre.»[g]
Y esta palabra es el evangelio que se les ha anunciado a ustedes.
La idea clave de esta pasaje es sencilla y directa, la necesidad del amor sincero. Nadie estará en contra de dicha afirmación pero, a menudo, puede ser causa de mucha confusión. En la Biblia amor, la palabra griega ágape, nunca es un sentimiento ni una emoción. No tiene nada que ver con sentimentalismos.
Contrariamente, este tipo de amor es siempre un acto de la voluntad que tiene como objetivo buscar el bien de la persona amada. Este amor tiene las siguientes características, es un acto de la voluntad -esto viene reforzado con la idea de amar con todas las fuerzas-. toma la iniciativa, se plasma en hechos y no en bonitas declaraciones, es costoso y no tiene en cuenta si el destinatario es digno o no de recibirlo.
Un principio
El amor es un acto de voluntad.
Una pregunta
¿Quién a tu alrededor está necesitado de ese amor?
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