10- Reacciones 02: ¿Cómo Respondo?

Terminé uno de los últimos post haciendo las siguientes preguntas: «¿Cómo respondo a eso? ¿Cómo puedo responder al dolor que causan esos deseos?» ¡Claro que respondo con Cristo! Pero, ¿qué Cristo? Como había dicho antes, si el Cristo que conocemos es el que endorsa el sistema del que se supone queremos salir, El no te sacará del dolor, El te provoca el dolor. Si voy a la Palabra, Cristo está con el oprimido, no solo con el oprimido social sino con el oprimido espiritual, con el deprimido emocional, con el oprimido corporalmente. Esto nos hace chocar con las mismas estructuras del cristianismo en el que crecimos. Entonces me doy cuenta que es necesario que yo salga de la burbuja ultra-platónica que me recubre y empiece a cuestionar lo que hasta ahora he creído. Eso no solo me hace cuestionar mi «religión», sino que también me hace cuestionar la forma en que yo vivo hacia afuera. He ahí una de las primeras soluciones.

Teniendo esto en cuenta, el primer choque lo encuentro en que: en el Cristianismo Sin Cristo en el que crecí, cuestionar es pecado. El segundo problema en el que me encuentro es que en el Cristianismo Sin Cristo en el que crecí: el placer personal, el que Dios me dé lo que pido (aprender a orar se trata de eso: que Dios me de lo que pido), y un montón de cosas que tienen que ver conmigo y que yo me sienta cómodo, están por encima de la comunidad, de mi unidad con otros como partes de el «Cuerpo de Cristo»; esas cosas no solo están por encima de los otros y de la comunidad, sino que son un condicionante para yo unirme a una «comunidad» (que no es comunidad, sino un grupo de gentes buscando el placer personal). El tercer problema es que, como lo que vivimos es anti-Reino, no puedo ser ciudadano del Reino afuera, o sea: no vivo hacia afuera. La cuarta cosa con la que chocamos es que, el rechazo a estas posiciones (o la aceptación de otras) es igual a «ex-comulgación», no directamente sino que soy desplazado poco a poco hasta que me veo obligado a olvidarme de lo que entiendo debo separarme y seguir con todo el mundo o (como le respondí a un amigo en un post) auto-exiliarme con el fin de «salvar mi vida».

¿Cómo luce entonces exiliarme del «Maldito Mundo» y del «Cristianismo sin Cristo»?


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