Si soy sincero tengo que decir que lucho con el pecado. Que esta lucha es bastante difícil y que a veces me desanima.
Si soy honesto, debo decir que a veces no entiendo a Dios, que trato de no frustrarme por no entender cuando el actúa de una forma en una ocasión y de otra forma en el mismo tipo de situación en el futuro, ¡pero me frustro!
Si soy sincero, debo decir que se me hace difícil parecerme a Jesús, y que a veces no se ni siquiera lo que significa «ser parecido a Jesús.» Principalmente porque he descubierto, a través de los años y gracias a este interés de saber «cómo es Jesús», que ese «Jesús» se me presenta de diferentes maneras y que esas maneras han sido viciadas por ciertos individuos que, en su buena (o mala) intención, han tratado de explicar «cómo es Jesús.»
Si soy honesto a veces quiero estar solo.
Si soy honesto a veces me cansa estar solo.
Si soy sincero debo decir que a veces se me hace difícil explicar qué es lo que creo.
Si soy honesto tengo que admitir que, lo que creo, ha ido evolucionando a través de los años y todavía no se si seguirá cambiando.
Si soy sincero tengo que admitir que no me siento parte de lo que la gente llama «EVANGELICOS» o «PROTESTANTES», y que no necesariamente me identifico con nuestra «Reforma.»
Si soy honesto debo decir que me siento cristiano, pero ¿qué significa eso?
Pero no se si es bueno decirte todas estas cosas porque si soy sincero probablemente tu opinión de mi cambia, probablemente te caiga mal.
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