Encontré esta parte de un interrogatorio hecho por el Prefecto Rusticus (¡vaya nombre!) a Justino, un mártir cristiano del Siglo 2. Lean por ustedes mismos:
«El Prefecto de la Ciudad Rusticus preguntó, ‘¿Dónde hacen asamblea?’
Justino respondió, ‘Donde cada uno quiera y pueda. Probablemente crees que nos reunimos siempre en el mismo lugar. Esto no es así, porque el Dios de los cristianos no está limitado a ningún lugar. El llena los cielos y la tierra. Es honrado y glorificado por sus fieles en todas partes.’
El Prefecto de la Ciudad Rusticus dijo, «Responde, ¿dónde hacen asamblea, o en qué lugar reunes a tus seguidores?
Justino respondió, ‘Vivo arriba en esa montaña, cerca de los baños de Timoteo; y durante todo este tiempo (ahora vivo en Roma por segunda vez) no he conocido ningún otro lugar de reunión. Comunico las enseñanzas de la verdad a todo aquel que desee verme ahí.’»
A otro de los cristianos antiguos se le preguntó también: «¿cuándo se reunen?», su respuesta fue: «Todos los días, por lo menos siempre y cuando sea posible.» Y, pregunto yo: ¿Cuándo dejamos de creer que el «Dios de los cristianos» no está limitado a ningún lugar?
Bing… Bang…
Si quieren leer un poquito más bájate (legalmente), el libro «The Early Christians in their Own Word» («Los Primeros Cristianos en sus Propias Palabras») de esta página: http://www.plough.com/ebooks/earlychristians.html
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