Es increíble el daño que el «mundo» le hace al «mundo». La presión que pone sobre nosotros, los que interactúamos en el «mundo», en y desde cualquier parte del «mundo», ¡es increíble! Veo familias sufrir, gente jóven sufrir, adolescentes sufrir, ancianos y gente en su edad media o en sus cuarentas sufrir, simplemente porque no puede llenar las expectativas que el maldito mundo (permítanme llamarle así) hace sobre los que estamos en el «mundo».
Cuando era pequeño siempre oía a los evangélicos decir: «apartate del mundo», «no vivas en el mundo», y un montón de cosas más como si el mundo fuese un enemigo. No entendía, pues para mi: vivía (vivo) en el mundo, y ¿de qué forma podía salir del mundo si siempre estaba en el mundo y no hay otro lugar sino el mundo? Así que, «mientras viva en este mundo» (decía yo) «¿sería posible salir del mundo?» Nunca me convenció la definición cristiana de mundo, dejaba muchas cosas en el aire, creo que todavía hay una que otra pelea teológica por definir mundo y todo lo que tiene que ver con el mundo. Aún así, gran parte de los que se consideran iglesia insisten en escapar, mientras estamos en el mundo, del mundo.
Mientras los teólogos y la iglesia siguen peleando sobre qué es lo que significa el mundo, creo que el «mundo» debería de estar en guerra con el «mundo». En guerra por someter a la gente que vive en el «mundo» a principios que el «mundo» sabe que nadie en el «mundo» puede cumplir. A llenar expectativas que matan, a ambicionar cosas que en ninguna parte del «mundo» son posibles sino solo «mundanos» espejismos, falsas realidades. No es sorpresa que en el «mundo», la ansiedad y el stress sean tan comunes en la gente del «mundo.»
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