Hace unos días vi esta foto del templo de una iglesia Metodista abandonada, en Indiana, Estados Unidos (vía AbandonedPics). Si observan bien: era un templo hermoso. Ahora: dejado a su propia suerte frente al ímpetu de la naturaleza, reposa lleno de nieve.
Me dejó pensando en la importancia que le damos a los templos y a los lugares sagrados, en como nuestra fe es «templo-céntrica». Me preguntaba si así como algunos templos perdían su centralidad en la vida de cierta gente también, y de cierta forma, su fe iba desplazándose a otros lugares lejos de su Dios y de sus (de ellos, de los hombres) templos.
Que Dios pueda habitar tan profundamente en nuestros corazones, que ninguna pared nos limite o ningún lugar reclame el espacio exclusivo de nuestra adoración a El. Que nuestra fe se desplace con nosotros por los caminos de la vida mientras crecemos en este Dios que está aún en los lugares donde no nos damos cuenta.
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Fausto Liriano • www.veldugo01.com
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