53- Mediocridad Remixed

Durante los últimos años he visto aumentar el número de predicas, conferencias y campamentos que nos llaman al «éxito». Yo mismo fui atraído muchas veces por cuestiones del tema y arrastrado por la ola, quizás también lo prediqué (aunque no recuerdo, espero que no). Desde mi encuentro con el «Sermón del Monte» he puesto en duda muchas de las cosas que una gran ala del cristianismo actual aplaude o tiene en alta estima. Una de esas es lo que nosotros consideramos: EXITO.

Dudo mucho que como iglesia podamos tomar prestadas las definiciones de éxito del MalditoMundo. Estas pueden funcionar para poder destacarte en el mundo, aceptando (obviamente) todo el dolor, sufrimiento y engaño que viene con él, junto con la felicidad de la victoria, el reconocimiento de tus amigos y la envidia de tus enemigos; pero no creo que podamos predicar el mensaje del Reino y al mismo tiempo contradecirlo. Las mismas definiciones de éxito que escuchamos en muchos sermones cristianos son las torres que Jesús trataba de destruir con su ministerio.

¿Cómo podemos estar predicando lo que Jesús nos pidió desechar, no solo con sus palabras sino con sus acciones? El ministerio de Jesús era EXITOSO y lo es hasta el día de hoy, pero el Señor parecía burlarse (desde su nacimiento) de las cosas que de alguna forma pudiesen conectarse con un «exitoso Mesías». Nacer en un pesebre, críado por un carpintero de un pueblo común de un país insignificante, elegir un grupo de «perdedores» como discípulos (¿mediocres?), estar con gente insignificante, tocar los leprosos, entrar en un hijo de un asno «triunfal» en Jerusalén, morir en la cruz, sepultado en una tumba prestada después de sus compañeros darle la espalda, etc…. etc… etc…

Puedes tomarte el tiempo que quieras para que esto encaje con tu teología de éxito, pero si eres honesto te verás continuamente confrontado por estos hechos y otros, porque Dios parece tener el mismo patrón en el Antiguo Testamento. El fin: que el hombre se deje de vainas y entienda que lo que tiene es concedido por Dios, aunque lo quiera negar. Cometemos constantemente el pecado de los hombres de Babel: «Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. De ese modo nos haremos famosos…» (Génesis 11:4). Sí, sí, poniéndome en línea con un pensamiento de Slavoj Žižek, la historia se repite: primero como una tragedia (Babel) y luego como una farsa (¿lo tengo que decir?).

¿Cómo definiría mediocre? Mediocre es aquel que copia los patrones de éxito del MalditoMundo porque por alguna razón no tiene suficiente fe (y otras cosas que no puedo mencionar aquí :-P) como para confiar en los procesos de Dios. Entierra su «talento» porque tiene miedo, por eso manipula con las palabras y usa técnicas empresariales que no requieren que la mano de Dios se vea, que le permite saltar procesos para lograr lo que él-ella quiere y que no permiten que la paciencia en medio de la desesperación le haga crecer en fe. De cierto de cierto te digo «que ya tiene su recompensa». Eso es «Mediocridad Remixed». En ese sentido hay más mediocres que exitosos, aunque parezca lo contrario. Recuerda: lo que se ve no es realmente lo que debamos ver, y toma un poco de esfuerzo ver lo que no se ve.

El camino al «éxito» se logra descendiendo. El camino a la vida se logra muriendo. El camino al verdadero liderazgo se logra sirviendo.

¡Boa noite! o cómo se diga…


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