74- ¡QUE MIEDO COMANDANTE!

Y hablando de mierda: confieso que me estoy cagando de miedo. Que se que hay pasos que debo dar para poder salir de este bendito mundo institucional que llamamos «iglesia», y practicar el éxodo más cerca del Reino, donde uno debe ser iglesia. Pero estoy paralizado, aterrorizado. Eventualmente lo haré, y no lo haré solo, algunos me acompañarán, gente que todavía no lo sabe, y gran parte de ese terror es que el éxodo será pronto.

No será un movimiento físico, ni siquiera espiritual (qué contradicción ¿no?), es más bien un movimiento de la mente, una transformación que ha iniciado con formas de pensar, cambios sugerido por mi queridísimo amigo Pablo (Romanos 12:1-2). Para mi, la conversación que paraliza acabó, y eso me alivia. Inicia el movimiento, y la conversación sobre los pasos que hemos dado, la reflexión sobre errores cometidos y sobre nuevas victorias. Sobre nuevas formas de compartir el evangelio, de darle sentido a la metanoia (a la que creo que todos deben aspirar) y a un reino de Dios que se está acercando.

Abrazo la incertidumbre, medito en las críticas, y me agarro de Dios. «Espero que el Señor nos ayude…» (1 Samuel 14:6)


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