«No se conmovió el mundo, no se nubló el sol ante la crucifixión sino ante el lamento que subió de la cruz, el grito en que Dios confesaba que Dios lo había abandonado. Y después de esto, que busquen los revolucionarios un credo entre todos los credos, y un dios entre todos los dioses del mundo… Y veremos que no podrán encontrar otro dios que se haya sublevado. Más aún (la cuestión se vuelve demasiado difícil para el discurso humano), que busquen los ateos mismos un dios. Y solo encontrarán… una religión en la que Dios pareció, por un instante, ser ateo.»
G.K. Chesterton – Ortodoxia
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