AIP (132): Un argumento positivo y susceptible de prueba en pro del Diseño Inteligente

Casey Luskin March 30, 2011 | Permalink

En 2009 publiqué una reseña de un artículo aparecido en BioEssays que se titulaba «MicroRNAs and metazoan macroevolution: insights into canalization, complexity, and the Cambrian explosion [MicroARNs y la evolución de los metazoos: perspectivas sobre canalización, complejidad, y la explosión cámbrica]», que aseveraba que «la elucidación de la base materialista de la explosión cámbrica se ha vuelto más esquiva, y no menos, con el mayor conocimiento del acontecimiento mismo, y no puede darse como explicación la asociación de la extinción de los intermedios con vastos lapsos de tiempo geológico, a pesar de las afirmaciones contrarias de algunos modernos neodarwinistas». En aquella ocasión, observé que «los autores no dan indicación alguna de que ellos mismos presten ningún apoyo al diseño inteligente (D.I.), y parece que siguen esperanzados acerca de una explicación “materialista” de la explosión del Cámbrico». Recientemente, me llamaron la atención a un artículo de uno de los autores de aquel trabajo, Mark McPeek, profesor de biología en Dartmouth College, donde el Dr. McPeek clarifica que de hecho no es proponente del D.I. El Dr. McPeek hace observar que es teísta, y que tiene derecho a mantener sus perspectivas de evolución teísta. Pero me pareció que valía la pena responder a algunas de sus críticas contra el D.I, por cuanto reflejan unos malentendidos comunes acerca de la teoría del diseño inteligente.

El pasaje en cuestión es donde él dice:

Lo que hace que algo sea ciencia no es el mero hecho de tener hipótesis. La ciencia es tener hipótesis y luego someterlas a prueba. La hipótesis del Diseño Inteligente no se puede someter a prueba científica, precisamente porque nunca podemos conocer ni comprender empíricamente las acciones de Dios ni de ningún otro Diseñador Inteligente. Esto en absoluto niega la validez de la hipótesis. Sencillamente, significa que esta hipótesis está fuera del ámbito de la ciencia, porque la ciencia sólo puede apoyar o refutar hipótesis susceptibles de prueba empírica, y esta no es una de ellas.

El artículo del Dr. McPeek se equivoca cuando dice: «La hipótesis del Diseño Inteligente no se puede someter a prueba científica, precisamente porque nunca podemos conocer ni comprender empíricamente las acciones de Dios ni de ningún otro Diseñador Inteligente». Excluyamos a Dios de la formulación aquí, de modo que la declaración del Dr. McPeek diga ahora: «La hipótesis del Diseño Inteligente no se puede someter a prueba científica, precisamente porque nunca podemos conocer ni comprender empíricamente las acciones de … ningún … Diseñador Inteligente». Esta aseveración es incorrecta.

Es un ejercicio bastante sencillo conocer y comprender las acciones de los humanos, que resultan ser diseñadores inteligentes. Por ejemplo, al estudiar las acciones de los humanos en el mundo a nuestro alrededor podemos construir una diversidad de predicciones respecto del diseño inteligente que se pueden someter a prueba.

La teoría del diseño inteligente comienza con observaciones sobre cómo los agentes inteligentes actúan cuando diseñan objetos. Al observar agentes inteligentes humanos, es bastante en realidad lo que podemos aprender, conocer y comprender acerca de las acciones de los diseñadores inteligentes. Siguen algunas observaciones:

Tabla 1. Maneras en que Actúan los Diseñadores al Diseñar (Observaciones):
(1) Los agentes inteligentes piensan con un «objetivo final» en mente, lo que les permite resolver problemas complejos tomando muchas partes y disponiéndolas en patrones intrincados que ejecutan una función específica (p. ej., información compleja y especificada):

«Los agentes pueden disponer la materia con objetivos distantes en mente. Con su uso del lenguaje, “encuentran” rutinariamente secuencias funcionales muy aisladas e improbables en medio de inmensos espacios de posibilidades combinatorias» (Meyer, 2004 a)
«Tenemos la repetida experiencia de agentes racionales y conscientes —en particular de nosotros mismos— que general o causan aumentos de información especificada compleja, tanto en forma de líneas de código con secuencias específicas como en forma de sistemas de piezas dispuestas jerárquicamente. … Nuestro conocimiento experimental del flujo de la información confirma que los sistemas con grandes cantidades de complejidad especificad (especialmente en el caso de códigos y lenguajes) se originan invariablemente de una fuente inteligente en una mente o agente personal» (Meyer, 2004 b)

(2) Los agentes inteligentes pueden infundir rápidamente grandes cantidades de información en sistemas:

«El diseño inteligente proporciona una explicación causal suficiente para el origen de grandes cantidades de información, por cuanto tenemos una considerable experiencia de agentes inteligentes que generan configuraciones informacionales de materia» (Meyer, 2003.)
«Sabemos por experiencia que los agentes inteligentes a menudo conciben planes antes de la plasmación material de los sistemas que se conforman a dichos planes —esto es, el diseño inteligente de un plano precede a menudo al montaje de los componentes que siguen dicho plano o plan de diseño preconcebido» (Meyer, 2003.)

(3) Los agentes inteligentes reutilizan componentes funcionales que funcionan una y otra vez en diferentes sistemas (p. ej., ruedas para automóviles y aviones):

«Una causa inteligente puede reutilizar o volver a aplicar el mismo módulo en diferentes sistemas, sin que haya necesariamente ninguna relación material o física entre dichos sistemas. Más sencillamente: las causas inteligentes pueden generar patrones independientes de manera independiente» (Nelson y Wells, 2003.)

(4) Por regla general, los agentes inteligentes crean objetos funcionales (aunque a veces podamos considerar que algo carece de función, al no conocer su verdadera función):

«Por cuanto las regiones no codificantes [del ADN] no producen proteínas, los biólogos darwinistas los han estado descartando durante décadas como ruido evolutivo aleatorio o “ADN basura”. Pero desde una perspectiva de D.I., es sumamente improbable que un organismo fuese a gastar sus recursos en la preservación y transmisión de tanta “basura”» (Wells, 2004.)

De modo que, mediante la observación de agentes inteligentes humanos, es mucho lo que podemos conocer y comprender acerca de los diseñadores inteligentes. Estas observaciones pueden luego convertirse a hipótesis y predicciones acerca de qué deberíamos encontrar si un objeto fue diseñado. Esto hace que el diseño inteligente sea una teoría científica capaz de generar predicciones susceptibles de prueba, como vemos en la Tabla 2 a continuación:

Tabla 2. Predicciones del Diseño (Hipótesis):
(1) Se encontrarán estructuras naturales que contienen muchos componentes dispuestos en patrones complejos que ejecutan una función específica (p. ej., información compleja y especificada).
(2) Aparecerán en el registro fósil formas que contienen grandes cantidades de información novedosa, de forma repentina y sin precursores similares.
(3) La convergencia será un fenómeno rutinario. Es decir, que se reutilizarán genes y otros componentes funcionales en organismos diferentes y no relacionados.
(4) Mucho de lo que se consideraba «ADN basura» resultará que realiza valiosas funciones.

El Dr. McPeek dice: «La ciencia es tener hipótesis y luego someterlas a prueba». No hay ningún problema con esta afirmación. Luego él pasa a decir que «la ciencia sólo puede apoyar o refutar hipótesis susceptibles de prueba empírica». Tampoco hay nada erróneo en esta afirmación. El problema es cuando dice que el D.I. «no es» una hipótesis susceptible de prueba. Pero, como hemos visto en la cita anterior, esta acusación se da justo después que el Dr. McPeek hace su incorrecta afirmación de que «nunca podemos conocer ni comprender empíricamente las acciones de … ningún … Diseñador Inteligente». Bien al contrario, si podemos conocer y comprender las acciones de los agentes inteligentes, entonces podemos hacer predicciones susceptibles de prueba acerca de lo que deberíamos encontrar si estaba operando una causalidad inteligente.

Y esto es exactamente lo que hacen los proponentes del D.I. Y las predicciones del D.I. se pueden someter a prueba, como se expone en la Tabla 3:

Tabla 3. Examen de los Datos (Experimento y Conclusión):
(1) Se pueden revelar lenguajes basados en códigos tratando de comprender las operaciones de la genética y de la herencia. Se detectan en los sistemas biológicos elevados niveles de complejidad especificada y de complejidad irreducible mediante análisis teóricos, simulaciones computerizadas y cálculos (Behe y Snoke, 2004; Dembski 1998b; Axe et al. 2008; Axe, 2010a; Axe, 2010b; Dembski y Marks 2009a; Dembski y Marks 2009b; Ewert et al. 2009; Ewert et al. 2010; Chiu et al. 2002; Durston et al. 2007; Abel y Trevors, 2006; Voie 2006), «retroingeniería» (p. ej., experimentos de noqueo) (Minnich y Meyer, 2004; McIntosh 2009a; McIntosh 2009b) o ensayos de sensibilidad mutacional (Axe, 2000; Axe, 2004; Gauger et al. 2010).
(2) El registro fósil exhibe que las especies aparecen a menudo de forma abrupta sin precursores similares. (Meyer, 2004; Lonnig, 2004; McIntosh 2009b)
(3) De manera general se encuentran componentes similares en organismos sumamente diferentes. La distribución de muchos genes y partes funcionales no aparece de una manera predicha por una descendencia común, y a menudo aparecen en organismos que claramente no están relacionados entre sí. (Davison, 2005; Nelson y Wells, 2003; Lönnig, 2004; Sherman 2007)
(4) Ha habido numerosos descubrimientos de funcionalidad para el «ADN basura». Entre los ejemplos se incluye una funcionalidad sorprendente en algunos pseudogenes, microARNs, intrones, y elementos LINE y ALU. (Sternberg, 2002, Sternberg y Shapiro, 2005; McIntosh, 2009a)

Finalmente, en una sección posterior de su artículo, el Dr. McPeek escribe: «Si la mano de Dios fuese aceptada como la explicación científica de alguna complejidad de la naturaleza, la indagación científica acerca de dicha complejidad queda abandonada —por definición». Una vez más, nada podría estar más lejos de la verdad. Más abajo aparece una docena o más de ejemplos de áreas donde el D.I. está ayudando a la ciencia a generar nuevo conocimiento científico y a abrir nuevas vías de investigación. Cada ejemplo incluye citas de artículos científicos y publicaciones científicas de proponentes del D.I. que analizan estas investigaciones:
El D.I. dirige investigaciones que han detectado elevados niveles de información compleja y especificada en biología en forma de un fino ajuste de las secuencias de las proteínas. Esto tiene implicaciones prácticas no sólo para la explicación del origen de la vida sino también para ingeniería de las enzimas y para anticipar / combatir la futura evolución de las enfermedades. (Véase Axe, 2004; Axe, 2000; Axe, 2010 ba)
El D.I. predice que los científicos encontrarán casos de ajuste fino de las leyes y constantes de la física para permitir la vida, lo que lleva a una diversidad de argumentos del ajuste fino, incluyendo la Zona Galáctica Habitable. Esto tiene unas enormes implicaciones para unos modelos cosmológicos adecuados del universo, apunta a vías adecuadas para «teorías del todo» exitosas que tienen que acomodar el ajuste fino, y otras implicaciones para la física teórica. (Véase Gonzalez 2001; Halsmer, 2009.)
El D.I. ha ayudado a científicos a comprender la inteligencia como una causa científicamente susceptible de estudio de la complejidad biológica, y a comprender los tipos de información que genera. (Véase Meyer, 2004b; Dembski, 1998b; McIntosh, 2009a.)
El D.I. ha llevado a investigación tanto experimental como teórica acerca de las limitaciones de la capacidad del proceso darwinista para desarrollar rasgos que demandan múltiples mutaciones para funcionar. Esto, naturalmente, tiene implicaciones prácticas para enfrentarse a problemas como el de la resistencia a los antibióticos o a la ingeniería aplicada a bacterias. (Véase Behe y Snoke, 2004; Gauger et al. 2010).
El D.I. implica que hay límites a las capacidades de generación de información de las búsquedas darwinistas, lo que lleva al resultado de que las capacidades de búsqueda de los procesos darwinistas son limitados, lo que a su vez tiene implicaciones prácticas para la viabilidad de usar algoritmos genéticos para resolver problemas. Este ejemplo concreto es relevante debido a que el Dr. McPeek cita la evolución de la resistencia a los antibióticos, la resistencia a los medicamentos antivirales y la resistencia a los insecticidas como sus ejemplos principales de la utilidad de la teoría darwinista. Irónicamente, uno de los principales métodos que usan los científicos para combatir estas formas de resistencia se basa en la premisa de que hay LÍMITES a la cantidad de evolución que los organismos pueden experimentar. Si no existiesen realidades biológicas como límites a la evolución, de nada valdría que los médicos tratasen de combatir la resistencia a los antibióticos o la resistencia a los medicamentos antivirales, porque la evolución podría siempre producir una adaptación tal que el organismo diana se volvería resistente sin incurrir en un coste adaptativo. De modo que las predicciones del D.I. acerca de la existencia de límites a la evolución es lo ayuda a combatir la resistencia a los antibióticos, a los antivirales y a los pesticidas —no ningún conocimiento de una evolución darwinista. (Véase Dembski y Marks 2009a; Dembski y Marks, 2009b; Ewert et al. 2009; Ewert et al. 2010; Axe et al. 2008.; Axe 2010a; Axe 2010b; Meyer 2004b; McIntosh 2009a; y muchas otras publicaciones.)
El concepto del D.I. ha ayudado a científicos a medir de forma adecuada la información biológica funcional, conduciendo a conceptos como información compleja y especificada o complejidad de las secuencias funcionales. Esto nos permite cuantificar mejor la complejidad y a comprender que caracteres se encuentran o no dentro del alcance de un proceso darwinista. (Véase, por ejemplo, Meyer, 2004b; Durston et al. 2007; Chiu y Thomas 2002.)
El D.I. ha llevado a científicos a investigar propiedades del ADN y del genoma análogas a las de la informática, con la esperanza de comprender mejor la genética y el origen de los sistemas biológicos. (See Sternberg, 2008; Voie, 2006; Abel & Trevors, 2006.)
El D.I. sirve como un paradigma para la biología que ayuda a los científicos a realizar la retroingeniería de máquinas moleculares como el flagelo bacteriano para comprender su función como máquinas, y a comprender como las propiedades maquinistas de la vida permiten el funcionamiento de los sistemas biológicos. (Véase por ejemplo Minnich y Meyer, 2004); McIntosh, 2009a.)
El D.I. lleva a científicos a contemplar los componentes celulares como «estructuras diseñadas, en lugar de subproductos accidentales de una evolución neodarwinista», permitiendo a los científicos proponer hipótesis susceptibles de prueba acerca de las causas del cáncer. (Véase Wells, 2005.)
El D.I. conduce a una perspectiva de la vida como cargada frontalmente con información, esperando (¡y ahora encontrando!) genes «fuera de sitio» previamente no anticipados en diversos taxones. (Véase, por ejemplo, Sherman, 2007; de Roos, 2005; de Roos, 2007; de Roos, 2006.)
El D.I. explica la causa de una característica extendida, una «evolución convergente» en grados extremos, incluyendo evolución genética convergente. (Véase Lönnig, 2004; Nelson, & Wells, 2003; Davison, 2005.)
El D.I. explica causas de estallidos de biodiversidad (así como extinciones en masa) en la historia de la vida. (Véase Lönnig, 2004; Meyer, 2004b; Meyer et al., 2003.)
El D.I. ha llevado de manera bien directa a científicos a predecir función para el llamado «ADN basura», llevando a diversas vías de investigación en busca de función para el ADN «basura» no codificante, lo que nos ha permitido comprender el desarrollo y la biología celular. (Véase Wells, 2004; McIntosh, 2009a); Seaman y Sanford, 2009.)
En tanto que parece claro que las críticas que Dr. McPeek lanza contra el D.I. se basan en unos graves malentendidos acerca de la teoría, no esperemos que vaya a admitir su error. El Dr. McPeek tiene una prestigiosa posición en una institución educativa de la Liga Ivy donde lleva a cabo investigaciones relacionadas con biología evolutiva. Si las ideasde Thomas Kuhn tienen alguna validez, no es probable que vaya a admitir la veracidad de un nuevo paradigma de la biología que entra en competencia con el suyo. Además, su artículo deja claro que ha capitulado al engendro llamado NOMA que pretende, como él mismo lo expresa, que «la ciencia sólo puede mantener silencio acerca de estas cuestiones, porque no podemos poner a prueba empíricamente la existencia, las acciones o los métodos de Dios». Aunque no podamos identificar científicamente al diseñador como Dios, podemos desde luego identificar señales de acción inteligente en la naturaleza.

El Dr. McPeek puede que piense que es imposible poner científicamente a prueba la acción previa de un agente inteligente, pero muchos otros científicos están en desacuerdo con él. Muchas de las publicaciones científicas sujetas a revisión paritaria se citan entre las referencias que se dan a continuación.

Referencias citadas:

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Fuente: Evolution News – A Positive, Testable Case for Intelligent Design 10/03/2011
Redacción: Evolution News & Views © 2012 – www.evolutionnews.org
Traducción y adaptación: Santiago Escuain — © SEDIN 2012 – www.sedin.org


Publicado por Santiago Escuain para SEDIN – NOTAS y RESEÑAS el 11/29/2012 06:30:00 p.m.


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