Amor por el extranjero

«Él defiende la causa del huérfano y de la viuda, y muestra su amor por el extranjero, proveyéndole ropa y alimentos.  Así mismo debes tú mostrar amor por los extranjeros, porque también tú fuiste extranjero en Egipto» Deuteronomio 10:18-19


En nuestro tiempo son muchos los que al pensar en extranjeros se molestan, los acusan de quitarnos nuestros empleos, de estafarnos, de hacerse ricos mientras nosotros pasamos trabajo ¡Cuán diferente son los pensamientos de Dios! 


El pueblo hebreo sabía que eran un pueblo especial, sabían que fueron escogidos por Dios, pero eso no les daba derecho a despreciar a los otros pueblos de la tierra ¡Si ellos fueron extranjeros cuando estaban en Egipto!

Dios mira a los huérfanos de nuestra tierra, a las viudas, a los extranjeros, su amor es tan enorme que no puede limitarse a un grupo de personas. 

Dios es amor, y su amor cubre la faz de la tierra, nos llena, nos embriaga, aún el ser humano más malvado y perverso es amado por Dios ¡Yo soy amado por Dios!


Acá en este pasaje podemos ver una enseñanza de parte de Dios sencilla pero poderosa: si recibimos amor, tenemos que dar amor, si recibimos gracia, debemos mostrar gracia, si recibimos misericordia debemos dar misericordia, si recibimos perdón, debemos perdonar.


¡Debemos ser cómo él!


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