Arrepentimiento significa cambio de hábitos

En el artículo anterior, hablé de las máscaras que utilizamos para pretender ser alguien que no somos o bien para guardar y proteger nuestra verdadera identidad.  También, de la mujer samaritana y de su encuentro con Jesús. Descubrimos que la mujer se encontró en un punto donde tuvo que quitarse la máscara para permitir que Jesús actuara en su vida.

Ahora veremos el resultado de aquella mujer después de descubrirse ante Jesús.

Imagínense a la mujer llena por Jesús como corrió de regreso al pueblo contándoles a todos su experiencia; siendo transparente con todos.

Y para que la gente le creyera a alguien con tan poca credibilidad debieron haber visto algo diferente.

Pensemos que su vida tuvo que cambiar, ahora es el momento de pensar en ¿qué ha cambiado en mi vida?

¿Estoy tratando de cambiar hábitos en mi diario vivir para que ésta sea una verdadera adoración delante de Dios?

¿Qué cosas de mi rutina estoy modificando?

Una de las máscaras a la que más arraigada estaba era la de dar la apariencia que todo estaba bien en mi vida, el no admitir que era débil o estaba mal.

Y poco a poco he ido quitándomela, me ha costado reconocer que no siempre estoy bien y que necesito ayuda porque no soy tan fuerte como la gente cree. Todo esto conlleva un salto de valentía que la verdad no siempre es fácil y a veces lo he tenido que meditar por lo menos dos veces hasta que por fin tomo la decisión de hacerlo.

Otra de las cosas que he tenido que reconocer es mi inseguridad en las relaciones, al salir de una relación de noviazgo dañada, realmente perdí la claridad de lo que era correcto o incorrecto, que cosas procedían y que no, pero he comprendido que debo ser honesta con mis amigas más cercanas que ellas me pueden guiar y enseñarme cual es el camino pero nunca debo dejar que los pensamientos se apoderen de mi mente y mucho menos pretender que puedo vencerlos sola.

Estos pequeños cambios como llamar a mi amiga cuando estoy en pánico, como callar cuando estoy molesta, aprender a analizar qué es lo que realmente pasa conmigo y no quedarme con mi “enojo” y ver si simplemente la máscara que uso para que nadie pueda ver que realmente me están lastimando.

Y una de las mascaras con la que he trabajando intencionalmente es la de una hija que no necesita de su mamá, hace dos años tuve problemas con mi mamá y realmente me lastimaron muchas de sus actitudes, en cierta forma viví un abandono emocional de parte de ella, al tiempo las cosas entre nosotras se solucionaron, sin embargo yo me ponía la máscara con ella para que no se acercara demasiado y de esta forma no me lastimara. Al darme cuenta de esto tuve que decidir, acercarme a ella y decirle lo mucho que la amo y hacer cosas pequeñas como incluirla en mis planes y contarle sobre mi vida privada.

Lo más importante de todo esto es recordar que Jesús está con los brazos abiertos, dice el versículo 4, que le era NECESARIO pasar por samaria, el necesitaba pasar por allí para rescatar a esa mujer.

Podemos pensar en este punto… Jesús necesitaba pasar por mi vida para que pudiera trabajar en ella. Si ya tuviste un encuentro con ese Jesús; ¿Tu vida refleja cambio de hábitos?


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