Bautistas Reformados – Vete a tu casa

Crecí espiritualmente, es decir, mis primeros pasos fueron en un ambiente dominado por un discurso que afirma que, todo joven salvado por Dios es llamado a ser un misionero, un ministro o pastor. En ese sentido podías observar a pastores buscando a jóvenes como un cazador de talentos a un pelotero que le haría llenar los bolsillos y ganar los juegos de la temporada. Alguno que lea estas líneas, y haya vivido tal cosa, se identificará con estas palabras.

De esta manera vemos a estos líderes desanimar a sus jóvenes a estudiar una carrera, o a servir en su propia casa como si ello fuera reprochable, o no fuera un servicio a Dios igualmente. En mis lecturas del Nuevo Testamento leí un pasaje que es harto conocido por muchos, y de este pasaje deseo tomar tres versículos sobre un evento evangélico que debe llamar nuestra atención. El pasaje es este:

18Al entrar él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él. 19Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti. 20Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban.

¿Recuerda el lector este bello pasaje? Quiero resaltar brevemente algunas consideraciones que puedo extraer del mismo. Antes de eso, quiero hacer la pregunta, ¿Somos todos llamados a ser ministros del Evangelio, pastores y maestros de la Biblia? Responda usted querido lector. ¿Qué nos enseña este pasaje?

1.- Es común que uno que ha sido salvado y librado por el Hijo de Dios, quiera entrar en sus filas apostólicas (Misioneras). Este deseo de por si no es malo, el que anhela, por ejemplo obispado, “…buena obra desea…” Sin embargo el simple deseo no basta. Es noble ver a jóvenes recién convertidos queriendo ser misioneros, pero esta vocación puede que no sea la que Dios tiene para el. Como dije antes, el solo deseo y ruego, no basta. Conozco a muchos jóvenes, hombres adultos y no tan adultos que han procurado con lágrimas estar en las misiones, pero no siempre es esta la voluntad de Dios:

“…el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él…” ¿Qué sucedió luego?

2.- La potestad de admitir o no a un cristiano en las filas apostólicas (Misioneras) es absolutamente de Dios. Dios es Soberano. Hay quienes sin tener la aprobación de Dios van al campo misionero, no por el llamado de Dios, sino por la manipulación y presión de predicadores. ¿Cuántas veces hemos visto a jóvenes ir a las Misiones porque fueron impactados por un hombre, pero no han sido impactados por Dios? Rápidamente vemos a estos hombres tener un deseo ferviente de “Ganar al mundo”, pero tristemente están perdiendo su propia casa. Dios puede y de hecho lo hace, no permitirte ser misionero, ¿Por qué? Porque tiene otros planes para ti. Vemos además el fin de quienes muchas veces no han sido llamados, “…ningún provecho fueron a el Pueblo de Dios…” A este que había sido libertado de las ataduras demoniacas, Dios no le permitió seguirle. La Escritura dice:

“…Mas Jesús no se lo permitió…”

Es bueno que te preguntes las verdaderas motivaciones de tu anhelo de ser misionero, y además, si Dios te ha dado el permiso de serlo.

3.- No ser llamado a las filas apostólicas jamás implica no servir a Dios. Considero que uno de los más grandes errores de muchas buenas iglesias, es que hacen una discriminación entre los ministros y los laicos. Tal separación no existe, sino dones en funcionamiento. No niego con esto el deber de la sujeción a los siervos de Dios, sino que más bien, quiero aclarar que cada uno ha recibido un don de Dios. Jesús no le permitió al gadareno seguirle como los apóstoles, pero le dejó un mandato, que es el mismo mandato para todos nosotros, la iglesia del Señor:

“…Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti…”

¿Qué podemos aprender de este pasaje?

1.- Dios piensa en la familia y amistades de aquellos que salva. Quizá, si este hombre se iba con Jesús y sus discípulos, sus familiares, y amigos no habrían podido escuchar las maravillas y las grandes cosas que Jesús había hecho con el. Me preocupa mucho que algunos jóvenes se sientan tan emocionados de llevar el Evangelio a todas las Naciones, cosa que de por si es buena, pero que tengan un desprecio por sus familiares y amigos. Si usted hace una encuesta en su iglesia, posiblemente verá que son más los que llegaron por medio de familia y amistad, que por medio de la predicación de calle. No estoy menospreciando este tipo de evangelismo, pero me parece casi irrazonable que nosotros tengamos agendas llenas de números de familia y amigos que nos conocen desde antes de ser salvados, y no estemos buscando oportunidad de dejarles saber lo que Dios hizo con nosotros, cuan grandes cosas, y como tuvo misericordia de nosotros.
2.- Si Dios piensa en la familia y amigos de aquellos que salva, entonces nosotros debemos ir y predicar el evangelio a nuestra casa primeramente, pero sin exclusión del resto. Fue lo que hizo el Gadareno:

“…Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban…”

No sabemos si Dios te llamará al servicio de su ministerio pastoral, El se encargará de mostrarte Su deseo particular contigo. Pero antes de eso, debemos obedecer su mandato general de predicar el Evangelio en nuestra propia comunidad o lugar de residencia. Un cristiano liberado por Dios, agradecido por tal bondad, por la misma fe que fue salvado, por esa fe tendrá de Dios el Poder para publicar en su ciudad las maravillas de Dios. No necesitas ser misionero para hacer esto. No necesitas irte de tu casa, o dejar los estudios o dejar de trabajar para servir a Dios y mostrar a otros tu fe. Cuando un joven universitario es convertido y su vida cambia, cuando un empresario es convertido y sus hábitos son modificados y de pronto se vuelve un hombre piadoso, cuando un esposa y una esposa pasan de ser enemigos, a amantes esposos; cuando uno que ha estado atado a un pecado, es liberado por Dios y los que le conocen lo ven, y lo escuchan, se maravillan y Dios es glorificado.

Por ultimo, si anhelas servir a Dios, no te apresures. Empieza por lo poco, se fiel en lo poco que tienes, se paciente y espera la dirección de Dios y Su llamado. No sea que estés siendo seducido por un hombre y no por Dios. Todos los apóstoles fueron llamados estando ocupados y con familias. ¿Estás ocupado en algo? ¿Produces y ayudas en casa con las necesidades del hogar? ¿Estás pensando en tu futuro y familia? Dios no llama a perezosos y vagos desocupados y sin metas en la vida. Si estás siendo llamado por Dios al ministerio, El mismo lo confirme, y sino, vete a tu casa a los tuyos, y cuenta cuan grandes cosas ha hecho Dios contigo, y como ha tenido misericordia de ti.

© Por Fares Palacios. Bautista Reformado. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.


Comentarios

2 respuestas a «Bautistas Reformados – Vete a tu casa»

  1. Exelente artículo
    O devocional
    Me sería de mucha bendición recibir este devocional diario

  2. Avatar de Blogs Cristianos
    Blogs Cristianos

    Pedro, si realmente usted tiene interés en recibir nuestros escritos, por favor le sugiero visitar este enlace: https://www.devocionalescristianos.org/miembros/signup/enviame-365-devocionales-diarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.