La soledad aprovecha la oscuridad,
La oscuridad luce su mejor vestido, aquella que había diseñado en el desierto.
El desierto aprovecha su aridez,
La aridez desea agua,
La estéril anhela hijos
El sueño yace moribundo, porque vigor se ha agotado.
Los planes tambaleando cruzan el puente que dirige al castillo de la Fortaleza.
Las promesas lucen vestidos grises.
Ella casi no logra ver, porque el desánimo había venteado mucho ese día.
Casi no podía hablar porque ese día le dieron de desayuno al desaliento.
Casi no podía escuchar esa mañana el odio había acompañado la serenata con su mejor canción titulada “olvídalo”
Casi no podía palpar ese día sus manos habían recibido @ de indiferencia.
Casi no podía caminar esa noche la tristeza ofrecía un banquete y ella había decidido ir caminando.
Llegué y hable a ella: <que es lo que haces así?> ella dijo: <la hipocresía me está tirando piedras, pero cada piedra que reciba no será gratis. Con ella cobraré ánimo, Fortaleza; con todo alabaré, glorificaré, exaltaré, bendeciré al dador de mi vida, mi sustento. A Dios agradeceré en ÉL me refugiaré>
Me asombró el final de su respuesta y quedé impactada sabiendo de que aún existen personas tan valientes, interesantes y maravillosas: verdaderos princesas y príncipes del Dios Altísimo.
Por: Milca Ferrufino
EL JUSTO FLORECERÀ COMO LA PALMERA CRECERÀ COMO CEDRÒ EN EL LÌBANO
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