Cómo Conocer la Voluntad de Dios – Entrenando El Espíritu Humano

Entrenando El Espíritu Humano

Objetivo: Que el estudiante aprenda cómo entrenar su espíritu, para ser sensible a la guía de Dios.

Introducción: Cuando nacemos de nuevo, nuestro espíritu es re-creado en Cristo Jesús (ver Efesios 2:8-10); venimos entonces a ser nuevas criaturas espiritualmente hablando (ver 2 Corintios 5:17); nuestro espíritu que estaba muerto (separado de Dios), viene a ser uno con Dios (ver Efesios 2:1,5; 1 Corintios 6:17).

El Hno. Kenneth E. Hagin, compartió esta enseñanza durante mucho tiempo y me he inspirado en su enseñanza para escribir este capítulo.

De la misma manera que entrenamos nuestro cuerpo para desarrollar músculo y vamos al colegio para desarrollar nuestras mentes, debemos entrenar nuestro espíritu humano, a fin de que cada vez sea más sensible a la dirección del Espíritu Santo. Sabemos que el Señor nos guía a través de nuestros espíritus, por ello debemos volvernos cada vez más conscientes de nuestro espíritu y no sólo de nuestro cuerpo o de nuestra mente.

Veamos cuatro principios fáciles para poner en práctica; si los practicamos, nos ayudarán a desarrollar la sensibilidad de nuestro espíritu.

 1.       Meditar en la Palabra de Dios.

Meditar en el idioma hebreo también puede entenderse como “murmurar”, “musitar“ o “susurrar”, cuando meditamos la Palabra de Dios la estamos repitiendo para nosotros mismos, eso hace que la apliquemos de manera personal, que pensemos y nos concentremos en ella.

Meditar en la Palabra es más que simplemente escucharla o leerla. Y la Biblia nos muestra los resultados de esto.

Josué 1:8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.

Dios quería que Josué prosperase, de la misma manera que quiere que todos Sus hijos prosperemos, por eso le dio a Josué la manera en que haría prosperar su propio camino: meditando, guardando y confesando la Palabra de Dios. Nota que Dios no haría prosperar el camino de Josué; sino que sería Josué mismo el que haría prosperar su camino. La prosperidad de Josué dependía de él mismo y no de Dios. Otra traducción dice sobre la última parte de este verso: “…serás capaz de actuar sabiamente en los asuntos de la vida.”

Otra escritura nos dice algo parecido:

Salmo1:1-3 1Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; 2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. 3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.

Cuando uno medita en la ley de Dios, todo lo que hace prospera. ¡Gloria a Dios!

2.       Practicar la Palabra

Practicar la Palabra quiere decir ser un hacedor de la Palabra, no solamente un oidor. Muchas personas se regocijan al escuchar la Palabra, pero después que la escuchan, no hacen nada más.

Santiago 1:22-24 22Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. 23Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. 24Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.

Las bendiciones se manifiestan, cuando practicamos aquello que aprendemos de la Palabra de Dios. Si decimos que aprendimos algo pero no lo aplicamos a nuestras vidas, entonces no lo hemos aprendido, no hemos logrado captar el verdadero principio de vida, que nos puede llevar más alto, en nuestra caminata con Dios.

En la Parábola del Sembrador (Ver Marcos 4), Jesús establece importantes principios del reino de Dios. Él habla sobre cuatro ocasiones donde la semilla cae al suelo. En tres ocasiones, la semilla fue privada de dar abundante fruto: Primero satanás busca robar la semilla, luego los pedregales impiden que la semilla obtenga una raíz fuerte, después los afanes de este mundo y el engaño de las riquezas ahogan la semilla.

Sólo aquellos que oyen la Palabra y la reciben son los que dan fruto abundante. ¿Qué significa que reciben la Palabra? La palabra griega para “recibir” también indica: aceptar, admitir, reconocer y no rechazar. Si nosotros aceptamos la Palabra, entonces la pondremos por obra y recibiremos el beneficio, es decir, daremos fruto. Dios nos hace  responsables de poner la Palabra por obra.

3.       Dar a la Palabra el primer lugar

La Palabra de Dios es la voluntad de Dios, si no prestamos atención en primer lugar a la Palabra de Dios, cómo podremos saber cuál es la voluntad general de Dios; y por tanto ¿cómo podremos ser sensibles a la voluntad específica de Dios (la guía del Espíritu)?

Proverbios 4:20-22 20Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones.21No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; 22Porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo.

Muchos dicen: “Dios me ha dicho…” y cuando vemos lo que supuestamente Dios les dijo, encontramos que esto es contrario a la Palabra escrita de Dios; obviamente ¡Dios no les dijo eso! Por eso es tan importante que para ser guiados por Dios en todos los asuntos de la vida, demos siempre el primer lugar a la Palabra de Dios.

Si un pensamiento viene a nuestra cabeza y nos parece que es una buena idea al principio, pero después hallamos que es contrario a lo que la Biblia dice, OLVIDEMOS el asunto, NO es Dios tratando de guiarnos, así de simple y sencillo es.

Dios no bendecirá nuestros “grandes planes y proyectos”; Dios sólo bendecirá Sus Grandes Planes y Proyectos.

4.       Obedecer instantáneamente la voz de nuestro espíritu.

Ya vimos que el Espíritu Santo da testimonio a nuestro espíritu (ver Romanos 8:16) y vimos que nuestro espíritu tiene una voz, que a veces llamamos intuición, conciencia o como la llama el mundo, presentimiento. Cuando nacemos de nuevo, venimos a ser nuevas criaturas espirituales y nuestro espíritu es re-creado por Dios.

Dios escribe Sus leyes en la tablas de nuestro corazón, de manera que en nuestro espíritu conocemos Su voluntad y nuestro espíritu está dispuesto a la verdad (ver Mateo 26:41). Lo que debemos hacer es prestar atención y ser más conscientes de nuestro ser espiritual; alimentándonos con la Palabra de Dios, meditando en ella, poniéndola por obra y dándole el primer lugar en nuestras vidas. Cuando actuemos de esa manera, nuestro espíritu será fortalecido y veremos que estamos creciendo espiritualmente.

Dios se comunicará primero con tu espíritu porque ahí es donde Él está, Él no está en tu cabeza, ni en tus facultades de razonamiento, Él está en tu espíritu. Tu espíritu es el que obtiene información de Dios. Aprende a obedecer a tu espíritu. Algunos podrían decir que la conciencia no es una guía muy segura; pero la verdad es que la conciencia sí es muy segura en el creyente lleno del Espíritu Santo, pues Dios está morando en ese creyente.

Romanos 9:1 Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo.

Preguntas de Aplicación

  1. De acuerdo a lo aprendido, “meditar” significa:
  1. Salmo 1:1-3 nos dice que si nosotros tenemos nuestra delicia en la ley del Señor y en ella _____________ día y noche, entonces todo lo que hagamos ______________.
  1. ¿Qué significa “recibir” la Palabra del Señor?


Comentarios

Una respuesta a «Cómo Conocer la Voluntad de Dios – Entrenando El Espíritu Humano»

  1. Excelente enseñanza

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.