Cuando vemos la iglesia como un negocio y la gente que alcanzamos como un «target» en el mercado, entonces empezamos a ver a nuestros hermanos y sus diferentes expresiones litúrgicas o teológicas como «la competencia». Ya no nos vemos como uno, sino como «yo-contra-los-demás» o «ellos-contra-mi». Deja de ser el Reino de Dios y se convierte en una batalla de corte medieval entre todas las comarcas de uno de esos países europeos.
Si lo piensas bien: estamos viendo la iglesia como un negocio y la gente como un «target» en el mercado. Entonces: he ahí nuestro problema.
——————————————————-
Fausto Liriano • www.veldugo01.com
Bajo Licencia Creative Commons
Foto Cortesía de Thomas Hawk
Usado Con Permiso Bajo Licencia Creative Commons
Deja una respuesta