Décimo mandamiento dado a Moisés

DÉCIMO MANDAMIENTO

Bibliografía: Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998 Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado Vila Escuain Editorial Clie Los Diez Mandamientos para el cristiano del Siglo XXI Marcel Malgo Editorial de Medianoche; Apuntes personales.

El décimo mandamiento lo encontramos en Éxodo 20:17 17No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

Para entender este décimo mandamiento definamos que es la codicia.
La codicia es un apetito desordenado de riquezas o de bienes materiales, es un deseo vehemente; es desear algo con ansiedad es un anhelo intenso que causa inquietud o agitación interna.

La codicia fue combatida por los profetas como Jeremías 22:17 y se señala en Proverbios 1:19
Jeremías 22:17 17Mas tus ojos y tu corazón no son sino para tu avaricia, y para derramar sangre inocente, y para opresión y para hacer agravio.
Proverbios 1: 19 19Tales son las sendas de todo el que es dado a la codicia, La cual quita la vida de sus poseedores.

Los bienes no garantizan ninguna seguridad y en cambio comprometen preocupación, y el deseo de los bienes se vuelve insaciable, la avaricia es miope y el culto a las riquezas llega a convertirse en una religión de compensación y por ello es idolatría así lo señala el apóstol Pablo en Colosenses 3:5 5Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; 6cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia.

La gran importancia del décimo mandamiento queda ilustrada en:
Isaías 5:8 8¡Ay de los que juntan casa a casa, y añaden heredad a heredad hasta ocuparlo todo! ¿Habitaréis vosotros solos en medio de la tierra?
Ezequiel 43:9 9Ahora arrojarán lejos de mí sus fornicaciones, y los cuerpos muertos de sus reyes, y habitaré en medio de ellos para siempre.
Miqueas 2:2 2Codician las heredades, y las roban; y casas, y las toman; oprimen al hombre y a su casa, al hombre y a su heredad.

La primera vez que la codicia apareció en la tierra se señala en Génesis 3:6 con el pecado de Adán y Eva. 6Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
Hay muchos ejemplos de codicia en la Biblia señalaré tres de ellos.

El rey Acab instigado por su esposa Jezabel, infringió el décimo mandamiento de una forma terrible al consentir por codicia el asesinato de su siervo Nabot dueño de la viña que Acab codiciaba.
1° Reyes 21: 1 y siguientes 1Pasadas estas cosas, aconteció que Nabot de Jezreel tenía allí una viña junto al palacio de Acab rey de Samaria. 2Y Acab habló a Nabot, diciendo: Dame tu viña para un huerto de legumbres, porque está cercana a mi casa, y yo te daré por ella otra viña mejor que esta; o si mejor te pareciere, te pagaré su valor en dinero. 3Y Nabot respondió a Acab: Guárdeme Jehová de que yo te dé a ti la heredad de mis padres. 4Y vino Acab a su casa triste y enojado, por la palabra que Nabot de Jezreel le había respondido, diciendo: No te daré la heredad de mis padres. Y se acostó en su cama, y volvió su rostro, y no comió. 5Vino a él su mujer Jezabel, y le dijo: ¿Por qué está tan decaído tu espíritu, y no comes? 6El respondió: Porque hablé con Nabot de Jezreel, y le dije que me diera su viña por dinero, o que si más quería, le daría otra viña por ella; y él respondió: Yo no te daré mi viña. 7Y su mujer Jezabel le dijo: ¿Eres tú ahora rey sobre Israel? Levántate, y come y alégrate; yo te daré la viña de Nabot de Jezreel. 8Entonces ella escribió cartas en nombre de Acab, y las selló con su anillo, y las envió a los ancianos y a los principales que moraban en la ciudad con Nabot. 9Y las cartas que escribió decían así: Proclamad ayuno, y poned a Nabot delante del pueblo; 10y poned a dos hombres perversos delante de él, que atestigüen contra él y digan: Tú has blasfemado a Dios y al rey. Y entonces sacadlo, y apedreadlo para que muera.

Otro terrible ejemplo de codicia lo encontramos cuando el rey David tiene la que quizás sea su peor caída ya que además de codiciar a Betsabé la esposa de Urias, adultera y asesina para satisfacer su codicia.
2° Samuel 11: 2 y siguientes 14 2Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. 3Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo. 4Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa. 5Y concibió la mujer, y envió a hacerlo saber a David, diciendo: Estoy encinta.
14Venida la mañana, escribió David a Joab una carta, la cual envió por mano de Urías. 15Y escribió en la carta, diciendo: Poned a Urías al frente, en lo más recio de la batalla, y retiraos de él, para que sea herido y muera.

Siguiendo el desarrollo de estos ejemplos podemos notar que la codicia entra por los ojos y se desarrolla en nuestros pensamientos los que nos llevan a la acción de apropiarnos de lo que codiciamos.
De tanta importancia es la atención que debemos prestar a lo que vemos que Nuestro Señor Jesús lo señala en Mateo 6: 22-23 22La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; 23pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?
Esto a mi entender significa en forma casi literal que el ojo, es decir lo que miramos puede influir a través de nuestro proceso mental a influir en nuestro estado general de ánimo.

Con esto en mente es mas fácil que entendamos el significado de Mateo 5:28 y de 2° Pedro 2:14
Mateo 5:28 28Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.
2° Pedro 2:14 14Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición.

El autor Marcel Malgo señala una serie de condiciones que pueden clasificar a un ojo como “ojo maligno”
Un ojo que, una y otra vez, mira películas obscenas, es maligno
Un ojo que no puede dejar de echar miradas codiciosa hacia otras personas, es maligno
Un ojo que, necesariamente, es decir como por compulsión, tiene que mirar una y otra vez, las páginas ilustradas de revistas de doble sentido, es maligno
Un ojo que no se puede aparta del lujo y de las cosas caras, es maligno
Un ojo que se deleita con cosas degeneradas, antinaturales y perversas, es maligno
Un ojo que no puede dejar de fijarse en las posesiones del prójimo, es maligno
Un ojo que chispea cuando ve un montón de dinero, es maligno.

La mirada de un ojo maligno es el punto de parida para caer en la tentación y consumar pecados repulsivos.

Por supuesto que se puede evitar un ojo maligno y con esto nos remitimos a Job 31:1 1Hice pacto con mis ojos; ¿Cómo, pues, había yo de mirar a una virgen?
Actuar de esta manera significa, copiando a Marcel Malgo lo siguiente:
Si te suscribes a una revista obscena, cancela inmediatamente la suscripción.
Si estás atado al televisor apártate de él.
Si ciertas circunstancias y situaciones te tientan entonces evítalas
Si ciertas tiendas producen en ti una reacción negativa, ya no las visites.
Si hay personas que significan una gran tentación para ti, ya no busques su compañía.
Si en tu vida, existen costumbres que una y otra vez, te llevan a caer en tentación ¡déjalas!

La manera de evitar transgredir el décimo mandamiento es tener ojos, puesta en Nuestro Señor Jesús tal como lo dice el apóstol Pablo en Hebreos 12: 1-2 1Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, 2puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

Busquemos a lo largo de nuestro diario vivir, encontrar el rostro de Nuestro Señor y Salvador Jesús y confiemos en que el Señor, justamente en ese momento estará muy cerca de nosotros como se señala en Hebreos 4: 15 15Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Es mi ferviente deseo que este apunte sea de bendición para quien lo lea.

Gonzalo Arenas


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