Descubrimientos: una gotera

En alguna época de mi vida me sentí doña-perfecta-todo-bajo-control. Pero ahora, como madre y esposa, he perdido el control y me he visto a mí misma de un modo más objetivo. Por lo mismo, quisiera compartir algunos de mis descubrimientos.

Empecemos con la gotera. Un proverbio dice que una esposa que se queja y busca pleitos es tan molesta como una gotera continua en un día de lluvia. Tengo una gotera en casa. Se encuentra fuera, en el cuarto de lavado, lo que me tranquiliza pues no escucho su drip drip noche y día.

Pero, como antes dije, en algún tiempo leí este proverbio y sentí pena por los esposos que debían soportar este tipo de mujeres. Tristemente, hoy veo que, como esposa, tengo todo el potencial para ser una gotera continua.

De hecho, confieso que ya soy una gotera. Me pongo a enumerar todo lo que hago en el día como para que mi esposo tenga compasión de mí y me felicite, siendo que lo debo hacer solo por amor y obediencia a mi Dios. ¡Me resulta tan fácil enlistar todo lo que se debe componer en casa o que me falta para mejorar mi calidad de vida!

En fin, ya soy una gotera. Y el único que me puede parchar es Dios. Mi oración es que no me vuelva “continua”. Así que comienzo reconociendo mi imperfección y rogando a Dios que selle mis labios, que cambie mi corazón y me enseñe contentamiento.

No soy doña-perfecta, ni tengo todo-bajo-control. Gracias a Dios, pues así puedo ver su gracia transformando mi vida en cada momento. Y pido a Dios que me ayude con el impermeabilizante de su amor y su Palabra.


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.