Desprenderme de mi falsa seguridad, me condujo al arrepentimiento

libre de seguridad falsa

“Para experimentar la tristeza que conduce al arrepentimiento genuino, deja ir las cosas que te proveen un sentido de seguridad, comodidad, alegría o alivio en el pecado.

Pronto descubrirás los tentáculos de la dependencia en lo profundo de tu alma, te sentirás ansioso, y tratarás de buscar como compensarla con trabajo, comida o pasatiempos. El impulso de huir llegará a tu vida.

Si te mantienes firme, experimentarás un profundo sentido de pérdida. Recuerda, hacemos un ídolo de cualquier cosa, especialmente si es algo bueno. Pero Dios debe quebrarnos para poder salvarnos.” -John Eldredge

Un buen amigo me envió el acceso a este material, y esta cita llegó a mi vida cuando necesitaba reencauzar los defectos de personalidad que estaban corrompiendo mi vida y por ende la de otros, y a la vez me hizo recordar la tristeza profunda que me llenó cuando hice el curso de Libertad Pura.

Este estado emocional de ansiedad mientras buscaba vivir en pureza es bastante conocido para mí. En una etapa de mi vida en la que deseaba regresar al pecado sexual, entendí que me seguía aferrando a varias cosas que me proveían seguridad. El trato sarcástico y doloroso hacia otros me hacía sentir en control. Los atracones de comida me producían cierto placer. Ver pornografía me daba una sensación de hombría que me aseguraba que podía manejar los conflictos en el trabajo. Incluso la dependencia de mis amigos y consejeros se había vuelto un ciclo de fallos y confesiones.

Era como una cometa atada a las rocas, sin querer volar en libertad, porque estaba seguro, anclado en pecado, y en conductas nocivas que compensaban mis fallos. Al dejar cada una de estas falsas sensaciones de seguridad, por supuesto que me sentí muy ansioso, con ganas de escapar del proceso. Pero al buscar a donde correr, me di cuenta que podía hacerlo hacia Cristo y su cruz. Y así, perder mi seguridad engañosa, me permitió encontrar el arrepentimiento genuino que tanto necesitaba.

Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte.

Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.

Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto.

2 Corintios 7:9-11 RV


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.