«He aquí, de Jehová tu Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra, y todas las cosas que hay en ella» Deuteronomio 10:14
Son muchas las veces, especialmente cuando enfrentamos circunstancias adversas, que olvidamos que Dios es Dios. A veces pensamos que no hay salida, que no hay solución, que el problema es tan enorme que no puede resolverse, pero debemos confiar en el creador de los cielos y de la tierra, en el dueño del universo y de todo lo que en él habita ¿Acaso hay algo imposible para él? ¿Acaso hay algo que él no pueda hacer?
Por otra parte, cuando las cosas no salen cómo quisieramos, cuando queremos cumplir nuestras metas inmediatamente, cuando queremos que nuestros sueños se hagan realidad en un abrir y cerrar de ojos, cuando queremos un ministerio multitudinario, entonces podemos llegar a renegar de Dios, podemos incluso molestarnos porque las cosas no salen como queremos. ¿Acaso nosotros creamos a Dios para indicarle cómo debe hacer las cosas? ¿Nosotros somos los que gobernamos o es él?
Y en una última reflexión acerca de este texto «simple», pienso en las personas que se niegan a creer en Dios porque observan la maldad que hay en el mundo, pienso en los que abandonaron la fe porque una enfermedad les quitó un ser querido,.
Ciertamente estos casos son complejos de analizar y hasta suenan lógicos, pero yo creo en la biblia y en lo que dice la palabra, Dios, mi Dios, es Soberano, Señor, Rey de reyes y Señor de señores, debemos rendirnos a su voluntad y a sus designios.
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