ECLESIASTÉS ESTUDIO 32. CONTROL


NECEDAD Y SABIDURÍA I

CONTROL

ECLESIASTÉS 9:11-12

11 En este mundo he visto algo más: que no son los veloces los que ganan la carrera, ni los valientes los que ganan la batalla; que no siempre los sabios tienen pan, ni los inteligentes son ricos, ni los instruidos son bien recibidos; todos ellos dependen de un momento de suerte. 12 Por otra parte, nunca sabe nadie cuándo le llegará su hora: así como los peces quedan atrapados en la red y las aves en la trampa, así también el hombre, cuando menos lo espera, se ve atrapado en un mal momento.


Una de las obsesiones de la sociedad contemporánea es el control. Necesitamos, deseamos y queremos controlar nuestra vida y todas las circunstancias que la rodean. Imagino que el control nos provee una sensación de seguridad y estabilidad. Si nos paramos a pesar, cosa harto difícil en el tipo de mundo y con los estilos de vida que llevamos, podremos ver cuánto tiempo, pensamientos y esfuerzos dedicamos a conseguir el control.

Estos versículos del libro de Eclesiastés, precisamente, reflexionan sobre ello. Con la habitual visión pesimista -o realista, según se mire- del autor se nos indica que aquellos factores que, normalmente, asegurarían control y éxito en nuestras empresas no siempre dan el resultado esperado.

A mi entender el escritor indica que hay tres factores, el tiempo, la suerte y el destino, que hagamos lo que hagamos nunca podremos controlar, están fuera de nuestro ámbito de manejo y, consecuentemente, nada podemos hacer al respecto y, tristemente, pueden condicionar y determinar nuestra vida.

Frente a esta realidad de factores tan importantes que no podemos controlar sólo nos queda la resignación de la vida bajo el sol. No es el mismo, o no debería ser lo mismo con el creyente. Yo creo que vivo en un universo controlado por Dios, donde su soberanía sigue siendo evidente y donde mi vida está en sus manos. Eso, suceda lo que suceda -confesión de fe- me produce paz para el presente y esperanza y seguridad para el futuro.


UN PRINCIPIO

El hombre no puede controlar su destino, el tiempo y el azar.

UNA PREGUNTA

¿En qué o quién depositas tu confianza para el futuro?

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