El compromiso de dios

EL COMPROMISO DE DIOS
La última noche que el Señor estuvo en la tierra, les dijo a Sus discípulos: “Todo lo que pidáis en Mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pedís en Mi nombre, Yo lo haré” (Jn. 14:13-14). Esto quiere decir que el Señor Jesús encomendó algo grande a Sus discípulos; les dio Su nombre. Su nombre es autoridad, y no hay otra cosa que El pueda dar que sea mas grande que ésta. Supongamos que después de que el Señor Jesús encomendó Su nombre en nuestras manos, lo usamos de manera irresponsable. ¿Qué pasaría? Una persona que ocupa una posición importante sólo necesita dar una orden y sellarla, y la orden es ejecutada. Si esta persona le da su sello a otra, será responsable del uso que ésta le dé al sello. ¿Cree usted que él pueda encomendar fácilmente su sello a cualquier persona? Por supuesto que no. Pero el Señor Jesús nos encomendó Su nombre a nosotros. El nombre del Señor es un nombre que es sobre todo nombre. El está dispuesto a encomendarnos Su nombre y a permitirnos usarlo. ¿Vemos la responsabilidad que conlleva el encomendarnos Su nombre? Dios confía en nosotros y nos encomienda el nombre del Señor Jesús. Dios se hará responsable de todo lo que hagamos en Su nombre. Hermanos y hermanas, ¡qué cosa tan tremenda es ésta! ¡Dios se hará responsable de todo lo que hagamos en el nombre del Señor Jesús!
Una característica de esta era es que el Señor Jesús no hace nada directamente. El no habla directamente en la tierra, ni realiza ningún milagro directamente, ni salva a los hombres directamente, sino que actúa por medio de la iglesia. Hoy el Señor efectúa Su obra mediante la iglesia y no directamente. Esta es la razón por la cual encomendó Su nombre a la iglesia. Pero qué gran responsabilidad tiene que llevar El. Es fácil aceptar responsabilidad por lo que uno hace directamente, ya que uno sólo asume la responsabilidad por los hechos propios y no por los de otros. Si usted tiene el sello en su mano, aceptará responsabilidad sólo por lo que usted mismo haga. Pero si su sello está en la mano de otro, tendrá que asumir la responsabilidad por lo que él haga con su sello. Si el Señor Jesús estuviera en el mundo hoy obrando de la misma manera que lo hizo antes, llevándolo a cabo todo El solo, no tendría que responsabilizarse de lo que nosotros hiciéramos. Pero hoy el Señor no lleva a cabo la obra solo, pues la encomendó a la iglesia. Todo lo que el Señor Jesús hace hoy, lo efectúa en la iglesia. Hoy la obra de la iglesia es la obra del Señor. Por lo tanto, El debe asumir la responsabilidad de todo lo que la iglesia hace con Su nombre. Al encomendar una tarea, tenemos que encontrar una persona confiable. Si alguien no es confiable, no se le puede encomendar algo. Pero hoy el Señor Jesús está obligado a encomendarse a la iglesia. Esta no es la era en que el Hijo de Dios aparece en la carne, sino la era cuando el Hijo de Dios aparece en el Espíritu y en la iglesia. Puesto que tal es el caso, El tiene que encomendarse a la iglesia. De no ser así, no podría hacer nada. El ascendió a los cielos y ahora está sentado a la diestra del Padre, esperando que Su enemigo sea puesto por estrado de Sus pies. Allí está como Sumo Sacerdote orando. Este es Su oficio. El ha encomendado Su obra en la tierra a la iglesia. Por consiguiente, la iglesia tiene la potestad de usar Su nombre hoy, el Señor asume la responsabilidad por el uso que la iglesia hace de Su nombre.
La iglesia no puede obtener una autoridad mayor en la tierra que la de actuar en el nombre del Señor Jesús. El Señor ha encomendado Su nombre a la iglesia. Esta es la mayor encomienda posible, puesto que este nombre es El mismo. Todo lo que usted hable en el nombre del Señor Jesús viene a ser lo que El mismo habla. Todo lo que usted pida en el nombre del Señor Jesús llega a ser lo que El pide. Lo que usted decida en el nombre del Señor Jesús se convierte en lo que El decide. La iglesia tiene la autoridad de hablar en el nombre del Señor. ¡Qué gran cosa le ha encomendado Dios a la iglesia!
En la Biblia vemos un ejemplo de lo que es actuar en el nombre del Señor. Cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo por el cuerpo de Moisés, no dijo: “Te reprendo”, sino “El Señor te reprenda”. Si usted expresa la idea de este modo, entonces se convierte en una oración o un deseo. El arcángel dijo: “El Señor te reprenda” (Jud. 9). Esto quiere decir que cuando él reprendía al diablo era como si el Señor lo reprendiera. El arcángel Miguel aplicó el nombre del Señor. Así que, estar en el nombre del Señor Jesús no significa necesariamente decir las palabras “en el nombre del Señor Jesús”. Hacer cosas en el nombre del Señor Jesús significa que usamos Su nombre de la misma manera que usamos nuestro propio nombre. Aquí tocamos un principio espiritual muy importante: podemos usar el nombre del Señor de la misma manera que usamos nuestro propio nombre. Muchas personas dicen que no han agotado el poder que hay en la sangre del Señor. Más bien yo diría que no hemos agotado el poder que hay en Su nombre. Pablo pudo decirles a los corintios: “No tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer”. Más adelante, añade: “Pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios” (1 Co. 7:25, 40). Necesitamos entender que podemos usar este nombre.
Hermanos y hermanas, ¿se dan cuenta de que hay un nombre, una potestad y un poder que han sido entregados en las manos de la iglesia? La iglesia los puede usar. La iglesia debe usar debidamente el nombre del Señor. Decimos que la iglesia reina, pero sin el nombre, no habría posibilidad de que la iglesia reinase. Decimos que la iglesia tiene las llaves del reino y que es responsable de traer el reino. Pero sin el nombre, la puerta del reino no podría abrirse. Decimos que la intención de Dios es que la iglesia ate la muerte mediante la vida y que ate a Satanás. Pero si no tuviéramos este nombre o no supiéramos usarlo, no nos sería posible realizar estas cosas. Tenemos que ver que el Señor Jesús le dio este nombre a la iglesia.
Por consiguiente, Dios manda que cuando un hombre cree en el Señor y es salvo, debe ser bautizado. ¿Qué es el bautismo? Es entrar en el nombre del Señor. Desde que fui bautizado, comencé a participar de este nombre, y desde ese día, Dios me encomendó este nombre. Puedo usar el nombre del Señor Jesús así como uso mi propio nombre. Es por esto que el bautismo es tan importante. Según la realidad espiritual, soy un hombre muerto y también un hombre resucitado. Puesto que estoy firme sobre la base de la muerte y la resurrección, puedo usar el nombre del Señor. A partir de entonces, estoy relacionado con Su nombre. El es Cristo, y nosotros somos cristianos. ¿Qué es un cristiano? ¿Qué es la iglesia? La iglesia es simplemente un grupo de personas en la tierra que pueden usar el nombre del Señor, y Dios asume la responsabilidad de sus acciones cada vez que hagan uso de ese nombre. Cuando usemos este nombre, Dios aceptará la responsabilidad por ello. Esto es maravilloso. Nuestra relación con el nombre del Señor comenzó cuando fuimos bautizados. Fuimos bautizados en el nombre. Es decir, mediante el bautismo entramos en el nombre.
Vemos, entonces, que la cruz y la resurrección son indispensables. Solamente al afirmarnos sobre la base del bautismo podemos usar el nombre del Señor. Si no estamos firmes en el bautismo, no podemos usar Su nombre, pues la cruz no tendrá una vía libre en nosotros, y el Señor Jesús no tendrá ningún efecto en nosotros. Aun si usamos Su nombre, Dios no asumirá la responsabilidad por ello. Necesitamos estar firme sobre la base del bautismo. Estar sobre la base del bautismo significa que creemos en la cruz y que el viejo hombre fue crucificado juntamente con Cristo; así aceptamos el principio de la cruz y recibimos la cruz como aquello que pone fin a nuestra vida natural. El bautismo indica que todo lo que tenemos debe pasar por la muerte diariamente. Sólo lo que queda después de pasar por la muerte tiene valor espiritual. Si algo llega a su fin al pasar por la muerte, no permanecerá delante de Dios. Dios acepta las cosas que permanecen después de pasar por la cruz, las que no son destruidas después de que pasan por la muerte.
Los hijos de Dios necesitan ver lo que es la cruz. Necesitamos que Dios nos revele lo que hemos recibido en Cristo. Vendrá el día cuando el Señor quebrantará la columna vertebral de nuestra vida natural. Sólo entonces seremos útiles. Tiene que llegar el día en que Dios pueda ver la marca de la cruz en nosotros. En muchas personas no se ve que la cruz haya hecho obra alguna. No se ve que haya hecho nada en su manera de hablar ni de actuar ni en sus sentimientos y tampoco en su actitud delante de Dios.
Tiene que llegar el día en que Dios quebrante y destruya a esa persona por la cruz. Sólo lo que permanece después de la cruz es resurrección. La resurrección es lo que la muerte no logra destruir, lo que no es aniquilado por la muerte. La resurrección es lo que permanece después de que una persona es herida por el Señor. Sólo quienes se afirman sobre esta base pueden ejercer la autoridad del Señor, y sólo ellos pueden usar el nombre del Señor. Dios asumirá responsabilidad por los que se apoyen en esta base, y El los respaldará cuando usen el nombre del Señor. Hermanos y hermanas, esto es lo más grande que se nos ha encomendado. Dios puede encomendarnos el nombre de Su Hijo y permitirnos usar este nombre como si fuera nuestro propio nombre. Este es un asunto grandioso. Dios tiene que asumir una responsabilidad tremenda en este asunto. Este asunto, ciertamente, no es insignificante.
Cuando actuamos en el nombre del Señor, ¿qué resultado trae este nombre? La Biblia muestra que se producen tres cosas cuando actuamos en el nombre del Señor. La primera se relaciona con el hombre, la segunda con el diablo, y la tercera con Dios.
Tomado de: “El ministerio de oración de la iglesia”
Aguas refrescantes 31 de agosto
Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección. Hebreos 6: 1.
En la vida cristiana hay algunas verdades que son funda¬mentales. Un fundamento sólo se debe colocar una vez, pero debe hacerse con firmeza. En consecuencia, los prin-cipios fundamentales son muy importantes.
Existe un error moderno entre los creyentes que es bas¬tante distinto del error en que incurrieron los hebreos del siglo primero. Ellos, habiendo colocado el cimiento, estaban girando constantemente alrededor del fundamento sin avanzar para nada. Nuestro peligro es más bien el de querer avanzar sin haber echado el buen cimiento. Hoy día muchos quieren moverse demasiado rápido, avanzar velozmente antes de que el fundamento esté bien consoli¬dado. En tales casos nuestro deber es señalarles a Cristo quien es la «piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable» (Is. 28:16). Los apóstoles tenían que persuadir a los creyentes a avanzar mientras que nosotros quizás tengamos que inducirles a que regresen al fundamento.
Watchman Nee
Jesús es el Señor! – Jesus is Lord – Jesus ist der Herr – Yeshua adonai – Gesù è il Signore – Jésus est Seigneur – Ιησους ειναι ο Λορδος – Иисус – Господь – يسوع هو الرب – 耶稣是主 – 主イエスは – Jesus é o Senhor – Jesus är lorden
Literatura disponible en:
corpocri@yahoo.com
laiglesiaenarmenia@yahoo.com

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