El Cordón Azul.

(Jesús dijo:) Me seréis testigos. – Hechos 1:8.

• Eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra… claramente dan a entender que buscan una patria… una mejor, esto es, celestial. – Hebreos 11:13-16.

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Dios había ordenado a los israelitas poner un cordón azul en los bordes de sus vestiduras, “para que os acordéis, y hagáis todos mis mandamientos, y seáis santos a vuestro Dios”.

Muchos mandamientos del Antiguo Testamento tienen una aplicación moral directa para los creyentes de hoy. ¿Qué significará esta marca visible en las vestiduras? Para los israelitas era un signo exterior discreto, el cual mostraba que quien lo llevaba pertenecía al pueblo de Dios. Los que nos rodean ¿Pueden ver en nuestra forma de vivir que somos cristianos? ¿Nos parecemos a Pedro y a Juan, en quienes se veía “que habían estado con Jesús”? (Hechos 4:13).

El cordón azul igualmente recordaba a quien lo llevaba su posición privilegiada ante Dios y la obediencia que le debía en cambio. ¿Debía hacer una elección, tomar una decisión, resistir una tentación, o tenía dudas? Ese signo le recordaba que en cualquier situación debía agradar a su Dios. El creyente sabe qué precio fue pagado para liberarlo del pecado, de la esclavitud del mundo, de la muerte, y para darle la vida eterna: el Hijo de Dios se entregó y dio su vida por él. A cambio, por esta maravillosa gracia, consagra su vida a su Salvador. Lo que agrada a Jesús guía sus decisiones, dirige sus pensamientos y compromete sus afectos.

El cordón era del color del cielo. Jesús está en el cielo, pero aprecia todo lo que los suyos en la tierra hacen para él.