El Pastor 3

La gente pensó que se derrumbaría, pero no.
Después de ser un pastor sin nadie a quien pastorear se empezaron a acercar a él los personajes más extraños de la ciudad, en los ambientes más extraños y poco convencionales. Quizás porque era ya extraño el caso de que fuese un pastor sin «ovejas» y obviamente sin «redil».
En medio de las conversaciones más extrañas, con los personajes más despreciables y poco «cristianos», sucede que estaba Dios.
Personas se empezaron a acercar. No números, pues no se contaban.
Su sed por el éxito había desaparecido, y en medio del desastre de la vida de cada uno, en intensas oraciones, conversaciones loquísimas de la Palabra, compartiendo en lugares extraños y raros, estos extraños personajes con este extraño pastor, tenían la valentía de enfrentar su situación y trabajar su restauración con el Señor.
Entonces le hizo mucho sentido la frase de un amigo:
«Un pastor exitoso que descubre un programa que trae resultados y que repite congregación tras congregación para la inmensa satisfacción de sus asistentes. Haciendo que los miembros de la iglesia sean religiosos sin orar o lidiar con Dios. Pastor prostituto.»*


*La frase es de Eugene Peterson


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