El pecado del que se consideraba fiel

El Hijo Pródigo y el Hermano Mayor
Una de las parábolas mejor conocidas de Jesús es la historia del hijo pródigo. En Lucas 15 Jesús narra la historia de como uno de los dos hijos de un padre – el más joven – obtuvo su herencia, viajó lejos, despilfarró su riqueza en una vida desenfrenada, y terminó en un corral de cerdos. Desde el fondo de esta crisis se arrepintió y comenzó su regreso a casa con la intención de ser un siervo en la casa de su padre. El padre, emocionado al ver el regreso
de su hijo pródigo, tuvo compasión de él, le restauró a su lugar en la casa y celebró una fiesta.
Toda esta atención especial dispensada en el hermano más joven hizo que el hermano mayor se llenara de ira. El hermano mayor había permanecido en casa, había servido al padre y ahora se sentía desairado. El padre nunca le había celebrado una fiesta. El padre luego le recuerda que todo lo que el padre tenía era suyo. En otras palabras, el padre había guardado su pacto con el hijo mayor. Pero también era el corazón del padre mostrar
compasión hacia su hijo arrepentido – el pródigo que había regresado.
Ahora, he aquí la pregunta para nosotros. ¿De quién fue el peor pecado – el del pródigo o el del hermano mayor? Sea honesto. En su opinión, ¿cuál pecado fue más grande? ¿Fue el pecado del pródigo el más grande al haber abandonado a su familia y despilfarrado su herencia con prostitutas, o fue la falta de compasión y el resentimiento centrado en el yo mostrado por el hermano mayor el pecado más grande? Su respuesta revela mucho sobre usted mismo y sobre su actitud a la luz de la Palabra de Dios.
Dos características básicas de Dios son Su Justicia y Su misericordia. Estos dos aspectos de la naturaleza de Dios no están en conflicto el uno con el otro. Operan juntos en armonía. Nunca debemos disminuir el estándar justo de Dios, y nunca debemos descuidar el mostrar misericordia y compasión. Nosotros, como creyentes, debemos aprender a caminar en el balance de estas dos cosas. Ambas reflejan el corazón pleno del Padre.
Tomemos nota de lo que las Escrituras nos dicen con respecto a Jesús: «Y aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros… lleno de gracia y de verdad.
porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.» Juan 1:14, 16-17
Si, mi respuesta es que el pecado del hermano mayor fue más grande, esto revela una «inclinación» hacia el lado de la gracia y la misericordia. Si tomo la posición de que el pecado del pródigo fue más grande, revela una «inclinación» hacia el lado de la verdad y la justicia. Esta pequeña prueba nos dice hacia qué lado de la ecuación de Dios nos inclinamos con más fuerza porque cualquiera de las respuestas está fuera de equilibrio, y por lo tanto, es
incorrecta. El pecado es pecado, y ambos pecados son igualmente malos a la vista de Dios. Es en Cristo que la misericordia y la justicia se unen. Fue en la Cruz que la justicia de Dios y la misericordia de Dios convergieron en el tiempo y el espacio. Las justas demandas de la ley de Dios fueron allí satisfechas, no obstante, allí fue revelada la misericordia de Dios. Jesús recibió justicia para que usted y yo pudiéramos mostrar misericordia. «La
misericordia y la verdad se encontraron; La justicia y la paz se besaron» (Salmo 85:10).


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