El Problema del Mal: Parte I

Cierta vez la empresa de encuestas de George Barna, en Estados Unidos, realizó un estudio entre los habitantes de ese país preguntando qué preguntarían las personas si pudiesen hacerle una pregunta a Dios. La respuesta más común, con un 17%, fue “¿Por qué hay sufrimiento en el mundo?” ¿Por qué las personas querrían preguntar eso a Dios? Parece que la existencia del mal, es uno de los puntos que lleva a muchas personas a dudar de la existencia del Dios de la Biblia. ¿Por qué niños mueren de hambre en África? ¿Por qué las dictaduras acabaron con tantas vidas en el mundo? ¿Por qué existen enfermedades que traen tantos sufrimientos a las personas? ¿Por qué los terremotos y otros desastres naturales causan tantos problemas para la vida de las personas? ¿Dios no puede hacer que todo eso deje de existir?

El “problema del mal”, como es conocido en la filosofía, no sólo es un asunto importante para las personas comunes. Filósofos y teólogos lo han definido y han lidiado con algunas respuestas para él. Básicamente el problema del mal puede ser definido con las siguientes proposiciones:

(1)    Dios es omnipotente (todo poderoso)

(2)    Dios es omnisciente (conoce todo)

(3)    Dios es bueno

(4)    El mal existe

Aunque estas cuatro proposiciones no son contradictorias en sí mismas, muchas personas creen que las conclusiones de ese sistema lógico si son contradictorias, por lo que se debería descartar lógicamente la existencia del Dios de la Biblia. Para demostrar la inexistencia de Dios, los pensadores ateos relacionan los puntos (1), (2) y (3), que hablan de los atributos de Dios, con el (4), o sea, con la existencia de Dios. Ellos afirman:

(5)    Si Dios es omnipotente, Él puede acabar con el mal.

(6)    Si Dios es omnisciente, Él sabe cómo acabar con el mal.

(7)    Si Dios es bueno, Él quiere acabar con el mal.

Estas tres afirmaciones parecen mostrar que la existencia del mal es incompatible lógicamente con la existencia del Dios de la Biblia. Eso de hace de la siguiente manera:

(8)    Si Dios sabe todo acerca del mal y el sufrimiento en el mundo y tiene el poder para eliminarlo, pero no lo elimina, entonces Dios no es bueno.

(9)    Si Dios sabe todo acerca del mal y el sufrimiento en el mundo y quiere eliminarlo, pero no lo elimina, Dios no es omnipotente.

(10) Si Dios tiene poder para eliminar el mal y quiere eliminarlo, pero no lo elimina, Dios no es todo poderoso.

A partir de (8), (9) y (10), los ateos quieren demostrar que Dios no es omnipotente, o no es omnisciente, o no es bueno. Junto con eso, ellos afirman haber demostrado que el Dios de la Biblia no existe porque un Dios sin alguno de esos atributos no es el Dios de la Biblia.

Filósofos y pensadores cristianos han intentado, con mayor o menor éxito, responder a este dilema. La respuesta más común se relaciona con el libre albedrío de las personas. Otra forma que se ha usado es afirmar que el mal no existe verdaderamente. Pero ninguna de estas respuestas es satisfactoria ni bíblica. La respuesta que verdaderamente soluciona el problema del mal está relacionada con la soberanía de Dios.

En los siguientes tres posts de esta serie vamos a analizar esas tres respuestas al problema del mal. Para no perderse esas respuestas y cualquier otro artículo publicado en el blog suscríbase aquí para recibir las entradas del blog en su e-mail, use este link para leer el blog en su lector de feeds, hágase fan del blog en Facebook o síganos en Twitter.

Filed under: Nuestros estudios


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.