EL QUE MUCHO ABARCA, POCO APRIETA

Definir sabiamente nuestras prioridades e invertir nuestro tiempo y energía en el hoy, no solo nos asegura la victoria del mañana, también nos garantiza un trayecto placentero y menos estresante.

El otro día se me ocurrió la maravillosa idea de comenzar la rutina de levantarme a las cinco de la mañana, supuestamente para organizar mi día, adelantar trabajo pendiente, tomarme mi primera taza de café sin apuros y de paso disfrutar la belleza del amanecer. Violines, por favor…

La primera semana fue todo un éxito, la segunda semana también, pero de ahí en adelante, el panorama cambió violentamente, y mi cuerpo calló en lo que yo llamo un «Zombie Mode», es decir, andaba cansada todo el tiempo, con la lengua estropajosa, malhumorada y con la paciencia en reserva. El deseo de maximizar mi tiempo se convirtió literalmente en un CUCO-monstruo hipotético, famosísimo en la República Dominicana.

Definir sabiamente nuestras prioridades e invertir nuestro tiempo y energía en el hoy, no solo nos asegura la victoria del mañana, también nos garantiza un trayecto placentero y menos estresante.

“Tengo que dejar de hacer cosas y relajarme. No sé cómo hacerlo… ¿Alguna sugerencia?”, escribió Ivón, en su página de Facebook. Las respuestas fueron variadas, desde ir a la playa, tomarse una copita de vino, hasta darse un baño de espumas y hacer yoga. Estas son excelentes alternativas para votar el golpe, pero si no hay una depuración de prioridades, los días de Ivón seguirán siendo secciones de Zumba-en constante movimiento.

Dios nos ofrece descanso, nos ofrece paz, pero Dios no tiene una barita mágica, para ajustar la cantidad de compromisos innecesarios, con los que cargamos nuestras agendas. Dios nos invita a escuchar la voz de la sabiduría, para darle preferencia a las cosas realmente importantes.

No todas las llamadas se contestan, no hay que decirle sí a todas las invitaciones, nuestros hijos no necesitan estar en mil actividades durante la semana. Muchas veces, nos va a tocar ir en contra de la corriente, para defender nuestra armonía y nuestro reposo interno.

¡Tenemos que bajar la velocidad por el bien de nuestra salud!

Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará. Salmo 37:5 (NVI)

Encomendar: Entregarse, abandonarse, someterse. (Word Reference.Com-Diccionario de la lengua española)

Usemos el truco de la mantequilla como le sugirió una amiga a Ivón. ¡Que todo lo innecesario nos resbale!

Cuando nos manejamos de acuerdo a nuestras prioridades, vivimos con propósito, vivimos con pasión, y nos damos la oportunidad de hacer lo que nos gusta hacer.

En lo personal, me estoy levantando a las seis de la mañana y les cuento, que una hora más de sueño hace una gran diferencia.

Feliz Semana,


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