ELECTRONICIDAD Y LA LABOR PASTORAL

Ok… finalmente tengo el tiempo requerido para escribir un poco. Estos días han estado llenos con cosas que hacer, asuntos pendientes, pruebas y muchas muchas lecciones nuevas. En fin, estoy en un tiempo muy apero de mi vida, no solo porque viene nuestro hijo, sino también porque muchas otras cosas aperas están sucediendo.

Acabo de escribir literalmente 30 e-mails. ¡Sí! Uno por uno, palabras distintas, ocasiones distintas y personas distintas. La tecnología en cierto modo ayuda la labor pastoral: mensajes de texto, twitter (no le he agarrado la vuelta todavía), facebook (la herramienta de la omnipresencia pastoral), e-mails, etc. Que con el asunto de los teléfonos inteligentes («SmartPhones») se te hace mucho más fácil. Es casi imposible decir que uno no está en contacto o que uno no tuvo tiempo para decirle algo a alguien.

A mi me cuesta no hacer las cosas en persona, como saludar a un hermano que tienes mucho que no ves, preguntarle a alguien como le está yendo, mandarle un e-mail a alguien que extrañas, darle seguimiento a alguien por teléfono, o dar noticias malas vía msg de txt. Pero la realidad es que: es el bendito mundo en que vivimos. Hay personas que solo localizo vía MSN Messenger o Skype, que no levantan el cel o el tel o que no veré en persona en meses porque nuestras «agendas» (termino de la importancia «ocupacionalista») no coinciden, hay otros que solo los ves en Facebook o… simplemente no volverás a ver. O sea: hay de todo. Hay días en que mi labor como «pastor a tiempo completo» (sea lo que sea que eso signifique así que tendremos que definir eso un día de estos) consiste en pasar unas 10 horas frente a un computador respondiendo, saludando, conversandole a gente que solo contactaras por ahí.

Es bueno, pero es tan… tan… ¡Impersonal! Esa es la palabra. Las cosas que son una bendición son también una maldición en esta «aldea global». El mundo es más chiquito, pero al mismo tiempo las distancias entre las personas son maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas largas. El mundo es más chiquito pero es más ancho.