EVANGELIO DE JUAN 54. EL MINISTERIO PÚBLICO DE JESÚS 47

Juan 10:19-30

19Volvió a surgir una división entre los Judíos por estas palabras. 20Y muchos de ellos decían: “Tiene un demonio y está loco. ¿Por qué Le hacen caso?” 21Otros decían: “Estas no son palabras de un endemoniado. ¿Puede acaso un demonio abrir los ojos de los ciegos?”

Jesús, Uno con el Padre

22En esos días se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. 23Era invierno, y Jesús andaba por el templo, en el pórtico de Salomón. 24Entonces los Judíos Lo rodearon, y Le decían: “¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si Tú eres el Cristo (el Mesías), dínoslo claramente.”
25Jesús les respondió: “Se lo he dicho a ustedes y no creen; las obras que Yo hago en el nombre de Mi Padre, éstas dan testimonio de Mí. 26“Pero ustedes no creen porque no son de Mis ovejas. 27“Mis ovejas oyen Mi voz; Yo las conozco y Me siguen. 28“Yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de Mi mano. 29“Mi Padre que Me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre. 30“Yo y el Padre somos uno.”
Como no podía ser de otro modo, y tantas veces he visto a lo largo de este evangelio, se produce una división entre los judíos acerca o por motivo de la personalidad de Jesús. Unos, naturalmente, están a su favor y otros en su contra.

Pero me han hecho pensar las palabras que dice Jesús. De sus palabras me parece deducir que existe, en el mejor de los sentidos de la palabra, una relación contractual entre Él y sus ovejas. Por mi parte, como oveja, tengo la responsabilidad doble de oír su voz y de obedecerla en seguimiento. Creo que es importante el doble aspecto, porque en la Biblia, si en algo insiste Jesús, es sobre todo que le sigamos en obediencia a su voz. Nunca el Maestro pidió que le adoráramos. Pero en varias ocasiones pidió que le siguiéramos en obediencia.

Por su parte, hay un claro compromiso por parte de Jesús de darme vida eterna, algo que comienza aquí y ahora, y también de no permitir que nadie nos arrebate de su mano. Compromiso este al que se une el Padre. Así pues, es una gran ventaja para mí saber, sobre todo en estos tiempos tan inseguros y convulsos, que no estoy a la marced de los elementos ni las circunstancias, sino bajo la protección del buen pastor que da su vida por sus ovejas y no permitirá que nadie me arrebate de sus manos.
Un principio

Jesús me promete protección y vida, espera de mi seguimiento y obediencia.

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.