Como cuando repruebas un examen, no porque no hayas memorizado los nuevos datos, sino porque volviste a fallar en los que ya en ocasiones pasadas erraste…
Así es la vida. Así es mi vida. Imagino la lista de cosas que mis consejeros pre-matrimoniales me enseñaron. Tengo un examen reprobado.
-No recibas a tu esposo con una lista de quejas: Ya lo hice
-No saques temas difíciles después de una semana pesada: Ya lo hice
-No uses «siempre» y «nunca»: Ya lo hice
-No te guardes las cosas porque suelen explotar: Ya lo hice
Y podría continuar con la lista. ¿Conclusión? Examen reprobado. ¿Y ahora qué? Supongo que uno debe hacer lo que pasa cuando te caes de la bici. Te vuelves a subir. O cuando te hacen repetir una plana. La vuelves a hacer.
Así que, allá vamos otra vez. ¿Borrón y cuenta nueva? Eso espero.
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