Formas de expresar nuestras Alabanzas a Dios

En las sagradas escrituras está llena de alabanza y adoración a Dios. La alabanza puede definirse como un homenaje a Dios por sus criaturas en adoración a su persona y en agradecimiento por sus favores y bendiciones.

Hay muchas maneras bíblicas de expresar nuestra alabanza a Dios.

Examinemos ahora algunas de éstas. Nuestra lista no pretende ser una demasiado detallada. Usted puede encontrar otras maneras que son igualmente bíblicas. Creo que Dios quiere que cada cristiano sea suficientemente libre en su espíritu para poder alabarle en todas y cada una de las maneras que se encuentran en la Biblia. Recuerda que estas expresiones de alabanzas son válidas y aceptables únicamente si son en realidad una manera genuina de expresar la alabanza que está en nuestros corazones y que necesita ser entregado a Dios.

En otras palabras, el hacer movimientos y ademanes en forma mecánica, no constituye la alabanza. Son solo formas de dar expresión a la admiración, acción de gracias y respeto que están dentro de nosotros.

Si usted está consciente de que la alabanza que hay dentro de su corazón nunca ha recibido la expresión adecuada, permítame sugerirle que estudie estas diferentes expresiones. Examine las referencias bíblicas citadas y considere su contexto y significado en oración. Luego, actúe cualquiera que sea la expresión que esté bajo su consideración.

Por ejemplo, si está estudiando las referencias relacionadas con dar exclamaciones, exprese tales exclamaciones de alabanza delante del Señor. Descubrirá una tremenda liberación cuando lo haga. Algo en su interior se liberará. Una nueva dimensión de alegría quedará libre en su interior pues

ha sido obediente a Dios en este aspecto, comenzando a alabarle de maneras innovadoras que El ha establecido en Su Palabra.

Si alguna vez tuviera la oportunidad de enseñar estos principios de alabanza a otros, consiga que los practiquen a medida que los enseñe. No se contente con el mero hablar acerca de estos métodos de alabanza; ponga a las personas a participar y a poner en ejecución lo que está enseñando.

Alabando a Dios con la Voz: «Mis labios se alegrarán cuando cante a ti, Y mi alma, la cual redimiste. Mi lengua hablará también de tu justicia todo el día ….(Sal 71:23,24).

«Para exclamar con mi voz de acción de gracias, Y para contar todas tus maravillas» (Sal 26:7).

David estaba proclamando constantemente las alabanzas de Dios. Decía cosas como estas: «Jehová es mi fortaleza y mi escudo; En él confío mi corazón, y fui ayudado, Por lo que gozó mi corazón, Y con mi cántico le alabaré» (Sal 28:7).

Nosotros deberíamos cultivar también el hábito de hablar sobre el Señor y ensalzar Sus obras maravillosas. Empiece cada día proclamando alabanzas a Dios. Dígale lo grande y maravilloso que es, cuánto le ama y aprecia. De las gracia por el nuevo día que le ha permitido ver y comience a glorificarle por permitir que Su presencia le acompañe durante todo ese día. Cántele un himno de alabanzas y acción de gracias. Emplee su voz, sus labios y su boca como instrumentos de alabanza. Se quedará sorprendido al ver lo rápidamente que cultivará el hábito de la alabanza.

«Bendecid, pueblos, a nuestro Dios, Y haced oir la voz de su alabanza» (Sal 66:8).

Aclamad a Dios: La alabanza verbal de la que hemos hablado en la sección anterior sólo requiere el volumen normal de una conversación. Hablamos con Dios de manera conversacional, diciéndole nuestra opinión sobre El y expresándole nuestro aprecio. Sin embargo, también hay ocasiones en que es idóneo y bíblico levantar nuestras voces y clamar a Dios. «…ACLAMAD A DIOS con voz de júbilo», dijo David en el Salmo 47:1.

Muchas personas conservadoras son muy contrarias a las exclamaciones o a hacer cualquier clase de ruido en voz alta. Consideran que tal coas es digna de una persona. Algunos han llegado a decir: «No hace falta dar aclamaciones, Dios no es sordo». A tal declaración deberíamos replicar: «Dios tampoco se pone nervioso».

Hay un tiempo y un lugar para la aclamación de gozo y para las expresiones de alabanza en voz alta; así que, no debemos sentir temor cuando llegue tal momento.

«En tí se regocijen los que aman tu nombre…» (Sal 5:11).

«Aconteció que cuando el arca del pacto de Jehová llegó al campamento, todo Israel gritó con tan gran júbilo que la tierra tembló» (IS 4:5).

Cantos. «…Venid ante su presencia con regocijo» (Sal 100:2).

Cantar es una de las reacciones más simples y naturales para engrandecer a Dios. Es una expresión espontanea de emoción gozosa. Ha sido siempre una expresión válida de alabanza entre el pueblo de Dios. Inmediatamente después del Exodo de Egipto, cuando Dios los llevó a salvo a través del Mar Rojo, María dirigió a los hijos de Israel en cánticos de alabanzas a Dios, quien les había liberado de una manera tan maravillosa de manos de sus enemigos.

«Así cantaré a tu nombre para siempre, Pagando mis votos cada día» (Sal 61:8).

Hay muchas otras referencias relacionadas con el cantar alabanzas a Dios, pero las siguientes bastarán para darnos alguna idea sobre su importancia. Cantar es una señal de alegría y satisfacción espiritual. Es un síntoma que le ha tocado complacencia por la fortuna o suerte que le ha tocado a uno en la vida.

Es una expresión emocional saludable y positiva, la cual suministra fortaleza a todo nuestro ser.

En Efesios 5:19 y Colosenes 3:16 se nos exhorta a cantar salmos, himnos y canciones espirituales… al Señor.

Los salmos han proporcionado una tremenda cantidad de material para la adoración cantada, desde los antiguos himnos tradicionales a las canciones corales modernas inspiradas directamente de ellos.

Los himnos también han provisto grandes temas para inspirar a la Iglesia y suministrarle cánticos de alabanzas.

De alguna manera las canciones espirituales son diferentes de cada una de las categorías previas. Son canciones dadas directamente por el Espíritu y cantadas espontáneamente a medida que El inspira tanto la letra como la melodía.

Estas canciones pueden ser en el idioma de la persona que canta, en cuyo caso son cantadas. «… con el entendimiento…» (1 Co 14:15). En otros casos, la letra puede ser en «otras lenguas», en cuyo caso la persona queda «sin fruto…» (1 Co 14:14).

La mente no tiene un entendimiento natural de lo que se canta, aunque a la vez conoce intuitivamente que el Espíritu está alabando y magnificando a Dios, frecuentemente con «lenguas angélicas».

En ambos casos las canciones son totalmente espontáneas y carentes de planificación. Estas interpretadas por fe.

Además de las expresiones de alabanza visible y auditiva, la Biblia cita muchas maneras en las que podemos usar la expresión física para adorar a Dios.

Estar de Pie. Permanecer de pie es siempre una indicación de respeto. Si una persona de importancia entra en una habitación, los que ya están presentes se ponen de pie para honrarle y mostrarle respeto. Muchas veces el Espíritu Santo nos inspirará para que nos pongamos de pie delante del Señor como un acto de adoración y reverencia. «Tema a Jehová toda la tierra; Teman delante de él todos los habitantes del mundo» (Sal 33:8).

«Mirad, bendecid a Jehová, vosotros todos los siervos de Jehová, Los que en la casa de Jehová estáis por las noches… Alabad el nombre de Jehová; Alabadle, siervos de Jehová; Los que estáis en la casa de Jehová, En los atrios de la casa de nuestro Dios» (Sal 134:1; 135:1,2).

Alzando las Manos. Levantar las manos es una señal universal de rendición o sumisión. Cuando las alzamos delante del Señor, estamos reconociendo que nos sometemos completamente a Su voluntad.

Le decimos otra vez que somos suyos incondicionalmente.

No sentimos deseo alguno de rebelarnos contra El ni tenemos armas en nuestras manos para combatirle.

Inclinarse o Arrodillarse. A menudo cuando las personas se sienten arrobadas por la sensación de la presencia gloriosa de Dios, caen de rodillas espontáneamente delante de la presencia de Dios. Es un gesto de reverencia y respeto.

«Venid adoremos e inclinemos: arrodillémonos delante del Señor nuestro hacedor» (Sal 95:6).

Un día toda rodilla se doblará delante de El (Fil 2:10).

Postrándose Delante de Dios. Esta es otra manifestación extrema de sometimiento y adoración. Caer delante de alguien o tenderse frente a él o ella es una señal de reverencia suprema. Es una forma de humillarse uno mismo para aumentar el sentido de elevación de Aquel delante de quien nos postramos.

Danzar. Ya que danzar es una manera de alabanza altamente demostrativa y quizás algo emocional, se ha enfrentado con enormes críticas y oposición, sobre todo de parte de la gente conservadora.

Danzar implica el uso de todo el cuerpo para expresar alegría, alabanza y adoración delante del Señor. La palabra en hebreo y en griego que se traduce «danza» en las Escrituras, tiene una variedad de significados que incluyen «brincar», «saltar», «levantar los pies».

Esto significa que para alabar a Dios no hace falta mucho: basta con saber interpretar un acontecimiento en el que Dios se manifiesta, para que desde él podamos remontarnos al Omnipotente, al Dios cuyo nombre «es Santo», y su misericordia «llega a sus fieles de generación en generación».

Por tanto, tenemos que aprender a buscar en nuestra propia experiencia personal los motivos reales de la alabanza a Dios. ¡Y la verdad es que son muchísimos!

Bendiciones…..


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