Fueron Oídas tus Palabras

”Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el
primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en
la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de
tus palabras yo he venido” Daniel 10:12
.

El profeta Daniel era una persona que buscaba a Dios
ardientemente. Normalmente decimos que la oración es hablar con
Dios, pero lamentablemente podemos decir que en la mayoría de los
casos somos nosotros hablando solos. La mayoría de nosotros nos
gustaría recibir una confirmación como esta: “Fueron oídas tus
palabras”; “Ya se recibió en el cielo tu petición”
; “En el cielo
ya se está trabajando sobre tu oración”
, así como le sucedió a
Daniel

La Confirmación

Para Daniel fue una experiencia extraordinaria la respuesta del
ángel Gabriel, diciéndole que sus palabras fueron oídas desde el
primer día que dispuso su corazón. Para Dios cuenta mucho que
dispongas tu corazón para entender y para humillarte delante de
él, ¿Tendrás el corazón dispuesto el día de hoy? ¿Podrás humillar
tu corazón delante de Dios?.

Fueron casi tres semanas de ayuno y oración de Daniel. Pero el
ángel Gabriel le dijo: «Desde el primer día fueron oídas tus
palabras”.
Cuando dispones tu corazón para dejar a un lado la
comida para dedicarte en espíritu a Dios, estás poniendo tú
disposición para escuchar de Dios.

El ayuno se considera una humillación, cuando dejas los alimentos o algunos solamente para humillar la carne. Pero más que nada es tu intensión desde tu corazón. ¿Por qué? Porque el hacerlo es reconocer que no solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de
Dios. El ayuno es un ejercicio espiritual que sensibiliza tú
espíritu para escuchar de Dios, solo que debe ser supervisado por
un médico si tienes problemas de salud. Aun así hay ayunos
parciales o simplemente dejar pasatiempos para estar con Dios.

Disposición del corazón

Un corazón dispuesto es un corazón abierto para escuchar la voz
de Dios, se torna en un corazón sensible a la voz de Dios. El
ayuno es dejar no solo el alimento físico temporalmente, sino
dejar también otras tareas o actividades para estar con Dios.
Humillarnos ante la presencia de Dios es reconocer que tenemos
necesidad de él, estando consientes que Él responde a las
oraciones.

Yo te puedo asegurar que cada vez que te humillas y dispones tú
corazón a escuchar de Dios, él te dice: “Fueron oídas tus
palabras”.

Ten esa seguridad que tus palabras son oídas cuando te humillas
ante Dios y le das la importancia a tu tiempo personal con el
Señor.  

“Gracias Padre porque sé que tú siempre me escuchas”, fue la
expresión de Jesús cuando oro para que Lázaro resucitara.

Podemos tener la seguridad que Dios nos dice: “Fueron oídas tus
palabras”.

¡Bendiciones!

Escrito por Abdiel Salas.


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