GÉNESIS PARTE I/EL PRÓLOGO/CAPÍTULO 10

Estos son los clanes de los descendientes de Noé, según sus genealogías y naciones. A partir de estos clanes, las naciones se extendieron sobre la tierra después del diluvio.

Cualquier lector habitual de la Biblia sabe que las genealogías no son precisamente la parte más interesante ni fácil de leer. Una sucesión de nombres difíciles de pronunciar encadenados uno tras otros. Se ha de buscar muy cuidadosamente para encontrar algo significativo para el lector.

Hay dos cosas que veo en esta lista. La primera, es la unidad de la raza humana. Todos descendemos de Adán y Eva y todos, después del diluvio, descendemos de los hijos de Noé. Por tanto, las divisiones que con tanto ahínco
valoramos y defendemos son artificiales y frutos de la ruptura que el pecado ha producido en las relaciones interpersonales.

Nuestro etnocentrismo, no solamente nos hace despreciar a los que son diferentes a nosotros en otros países, sino a los de otras zonas de nuestro propio país. Nuestro deseo de diferenciarnos -legítimo dentro de unos límites- nos lleva a marcar diferencias religiosas, culturales, económicas, sociales, de género, etc.

La segunda, es que la bendición dada por el Señor a Noé se hace extensiva a toda la humanidad por medio de sus hijos. Todas las naciones tienen, consecuentemente, el mismo status a los ojos de Dios. El Señor no tiene favoritismo con ninguna nación, pueblo, raza o cultura porque, tal y como indica la Escritura, todos, sin excepción, han pecado y están lejos de la gloria de Dios. 

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