GÉNESIS PARTE I/EL PRÓLOGO/CAPÍTULO 4

El Señor le preguntó a Caín. ¿Dónde está tu hermano Abel?

Esta pregunta, similar en muchos aspectos a la pregunta que Dios le hace a Adán acerca de dónde está, no tiene como finalidad proveer al Señor con una información que ya conoce lo suficientemente bien, antes al contrario, tiene como propósito provocar en el interpelado la reflexión acerca de su relación con su hermano, con su prójimo.

Siento que hay mucha profundidad en esta pregunta del mismo modo que la había en la otra. Nos indica la dimensión social del ser humano y su necesidad de comunidad -recordemos el no es bueno que el hombre esté solo-. Nos recuerda también que este aspecto comunitario nos lleva hacia una mutua responsabilidad de los unos hacia los otros.

Con estas dos preguntas –dónde estás y dónde está tu hermano– nos coloca ante ese doble eje que tan a menudo aparece en las Escrituras, Dios y mi prójimo a los cuales debo de tener en cuenta y a los cuales, como se nos indica una y otra vez, debo amar y ser responsable.

La pregunta del Señor a Caín rompe el individualismo tan presente en nuestra sociedad y nos ayuda a abrir los ojos a la realidad de que no vivimos solos, no somos el centro del universo y tenemos una responsabilidad hacia nuestro prójimo de la cual tendremos, nos guste o no, que rendir cuentas a nuestro Dios. 

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