La felicidad no es lo que nos hace ser agradecidos; es el agradecimiento lo que nos hace ser felices.
David Steinddl-Rast
Si lo hubieran puesto a elegir entre un Porsche, una lujosa casa en la playa, un viaje en primera clase por toda Europa, un televisor y un cómodo sofá, sin pensarlo dos veces se hubiera quedado con la tele y el sofá. Una de sus mayores satisfacciones era llegar a casa, quitarse la ropa de trabajo, sentarse en su reclinable y ver Discovery Channel hasta quedarse dormido.
¿Qué si tenía dinero para comprarse un Porsche? Sí, fue un hombre de mucho trabajo. También tenía suficiente para comprarse una casa en la playa e irse en primera clase a Europa. Pero para él la felicidad no tenía que ser tan costosa, ni tampoco estaba basada en sus posesiones materiales.
Poder echar la siesta en la silla debajo de su frondoso árbol de mango o degustar un rico melón endulzado con azúcar parda, eran motivos suficientes para verlo sonreír y disfrutar la vida. Nunca se leyó un libro de sicología, sin embargo, su fe en Dios, su gratitud en lo simple y su deseo de invertir en la vida de los demás, lo convirtieron en un hombre feliz y admirado por muchos, especialmente por nosotros sus hijos. Les hablo de mi padre.
La felicidad no es el producto de abundancia económica, de circunstancias perfectas, de una posición social, de títulos universitarios, de tener un esposo(a), ni de apariencias físicas. La verdadera felicidad se logra cuando desarrollamos un corazón agradecido, en las malas, en las buenas y en las regulares.
No lo digo porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho con lo que tengo. Sé bien lo que es vivir en la pobreza, y también lo que es tener de todo. He aprendido a vivir en toda clase de circunstancias, ya sea que tenga mucho para comer, o que pase hambre; ya sea que tenga de todo o que no tenga nada. Cristo me da fuerzas para enfrentarme a toda clase de situaciones. Filipenses 4:11-13
Marci Shimoff , en su libro Happy For No Reason (Feliz sin Razón), hace referencia al estudio realizado por el Dr. Michael McCullough , de la Universidad de Miami, donde se demostró que las personas agradecidas tienden a tener más vitalidad, más optimismo, sufren menos de stress y experimentan menos episodios de depresión. Ciertamente la gratitud afecta positivamente muestra salud.
¿Quieres conquistar la verdadera felicidad? Siembra semillas de gratitud y cosecharas alegría, bonanza, dicha, satisfacción y contentamiento. No importa lo mucho o lo poco que tengas, las misericordias y las bendiciones de Dios, son nuevas para ti en este día
¡Asume responsabilidad de tu propia felicidad!
Feliz Semana,
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