HECHO ESTUDIO 23: CONCIENCIA LIMPIA

Pablo comenzó: «Hermanos, ¡siempre he vivido ante Dios con la conciencia limpia!».

Estas son las palabras que el apóstol dirigió a los componentes del Sanedrín, el consejo supremo de los judíos, un órgano político religioso que colaboraba con el poder ocupante, los romanos.

Esto me ha hecho pensar en mi propia vida y si yo podría hacer una afirmación semejante. Entiendo que una conciencia limpia es aquella que cuando tiene noción de la existencia de pecado responde de forma positiva con arrepentimiento y confesión. Ante la evidencia del pecado no hay justificación, racionalización o excusa, se reconoce como tal y se confiesa como tal.

Consecuentemente, una conciencia limpia no es aquella que no tiene pecado, sino aquella que responde de manera correcta -la señalada anteriormente- ante el mismo.

Pero pensaba que para poder responder adecuadamente al pecado hay que tener la capacidad de identificarlo. Fácilmente se presenta de forma sibilinas y no es difícil engañarnos a nosotros mismos acerca del mismo. Por eso, para poderlo identificar, necesito tiempos tranquilos en los que pueda poner ante Dios mi vida y permitir que su Espíritu hable a mi corazón y me ayude a identificar aquellas cosas que yo puedo obviar, justificar, racionalizar y que constituyen a sus ojos un claro pecado. Solamente teniendo estos tiempos podré discernirlos y, discerniendo, confesarlo y, confesándolo, tener una conciencia limpia.

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.