HECHOS 49. EL MINISTERIO DE PABLO. EL SEGUNDO VIAJE MISIONERO 9

HECHOS 18:1-17

1 Después Pablo salió de Atenas y fue a Corinto.[a] 2 Allí conoció a un judío llamado Aquila, nacido en la región del Ponto, quien estaba recién llegado de Italia junto con su esposa, Priscila. Habían salido de Italia cuando Claudio César deportó de Roma a todos los judíos. 3 Pablo se quedó a vivir y a trabajar con ellos, porque eran fabricantes de carpas de campaña[b] al igual que él.

4 Cada día de descanso, Pablo se encontraba en la sinagoga tratando de persuadir tanto a judíos como a griegos. 5 Después de que Silas y Timoteo llegaron de Macedonia, Pablo pasó todo el tiempo predicando la palabra. Testificaba a los judíos que Jesús era el Mesías; 6 pero cuando ellos se opusieron y lo insultaron, Pablo se sacudió el polvo de su ropa y dijo: «La sangre de ustedes está sobre sus propias cabezas; yo soy inocente. De ahora en adelante iré a predicar a los gentiles[c]».

7 Entonces salió de allí y fue a la casa de Ticio Justo, un gentil que adoraba a Dios y que vivía al lado de la sinagoga. 8 Crispo, el líder de la sinagoga, y todos los de su casa creyeron en el Señor. Muchos otros en Corinto también escucharon a Pablo, se convirtieron en creyentes y fueron bautizados.

9 Una noche, el Señor le habló a Pablo en una visión y le dijo: «¡No tengas miedo! ¡Habla con libertad! ¡No te quedes callado! 10 Pues yo estoy contigo, y nadie te atacará ni te hará daño, porque mucha gente de esta ciudad me pertenece». 11 Así que Pablo se quedó allí un año y medio enseñando la palabra de Dios.

12 Cuando Galión llegó a ser gobernador de Acaya, unos judíos se levantaron contra Pablo y lo llevaron ante el gobernador para juzgarlo. 13 Acusaron a Pablo de «persuadir a la gente a adorar a Dios en formas contrarias a nuestra ley».

14 Pero justo cuando Pablo comenzó a defenderse, Galión se dirigió a los acusadores de Pablo y dijo: «Escuchen, ustedes judíos, si aquí hubiera alguna fechoría o un delito grave, yo tendría una razón para aceptar el caso; 15 pero dado que es sólo un asunto de palabras y nombres, y de su ley judía, resuélvanlo ustedes mismos. Me niego a juzgar tales asuntos». 16 Así que los expulsó de la corte.

17 Entonces la multitud[d] agarró a Sóstenes, el líder de la sinagoga, y lo golpeó allí mismo en la corte; pero Galión no le dio a eso ninguna importancia.

Pablo lleva su misión de compartir la buena noticia hasta la ciudad de Corinto, en el sur del país y un centro comercial de primer orden. La pauta es similar a la de las otras ciudades visitadas con anterioridad, en primer lugar visita a los judíos, obtiene una respuesta positiva y personas se unen a los seguidores de Jesús y, posteriormente, de nuevo se levanta una oposición contra él y la predicación del mensaje.

Me ha hecho pensar mucho la visión que Pablo recibió del Señor en la que le comunicaba que había mucha gente en aquella ciudad destinada a formar parte de su pueblo. Creo que es una verdad que se aplica a cualquier de las ciudades del mundo, incluso a las más cerradas, incluso a Barcelona, donde yo vivo y que pareciera ser una de las urbes más refractarias a la buena noticia de Jesús.

Eso me ha hecho unir cabos con otras enseñanzas que he recibido de este libro y me queda el siguiente panorama: Dios tiene pueblo en todos los lugares –> Él es el único que puede y, de hecho, cambia el corazón de las personas –> Yo debo unirme a su trabajo y colaborar con Él por medio de compartir el mensaje de salvación y vivir como un agente de restauración –> El Señor volverá hacia sí los corazones de las personas.

Un principio

Dios tiene pueblo en cada ciudad

Una pregunta

¿Qué estás haciendo para unirte a Dios en su trabajo?


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