Hablar de la Biblia es un tema que me apasiona, y cuando se refiere a mostrarnos como vivir a plenitud nuestra masculinidad, no existe otro libro. Historias de personajes grandiosos, hechos impresionantes, muchas veces puestos en duda por los críticos pero como dejando ver la mano de Dios, la misma ciencia demuestra su veracidad una y otra vez.
La mayoría de nosotros buscamos ejemplos a seguir, personas que han logrado construir lo que todavía tenemos en plano, hombres que han demostrado el inmenso potencial que tiene el ser humano y que nos inspiran a seguir adelante por el camino que ellos han trazado. Pues la Biblia exhibe con orgullo las vidas de hombres de este calibre, simples mortales que se han dejado caer en las manos de su Creador y hoy están en la lista de los Inmortales de todos los tiempos.
Que hombre de hoy no conoce el nombre de Moisés y ha visto su imagen levantando la vara y aquellas dos grandes masas de agua dividiéndose para que el pueblo pudiera pasar al otro lado; es posible que recuerden al personaje por su autoridad ante el faraón y las muchas señales que mostró en sus tiempos, de repente se ven en sus zapatos, ordenando a sus jefes diciendo: “Dios me dijo que me des un aumento de sueldo, sino agarro esta vara (señalando al bolígrafo) y divido el suelo en dos y te caes” o mejor llegas a esa persona que te detesta y le dices: “Para que veas que soy bueno te voy a dar la oportunidad de decidir que plaga quieres que Dios te envíe por lo que me hiciste el otro día”. Conocemos los momentos de gloria pero nunca nos llama la atención el tiempo que pasaba mirando cara a cara a Dios, todo el orgullo y la vanidad que las arenas del desierto limaron durante 40 años y que al final por culpa de una mala acción, provocada por un pueblo rebelde, no tuvo el privilegio de entrar en la tierra prometida. Es que hay actitudes que NO se le permiten a un varón de esa talla. Siempre recordamos la historia bonita y olvidamos los sacrificios que hizo Moisés para llegar a ser el hombre que vio de frente a Dios sin perder la vida.
En la Biblia encontramos la vida de David, una historia fantástica, un joven de aproximadamente 15 años que mató de una pedrada a un gigante de 3 metros de altura. David mostró una extraordinaría hombría en su vida; si, con apenas 15 añitos era un hombre, no necesitas tener la mayoría de edad para ser un hombre, así como no aseguramos que seas un completo varón con 40 años. David demostró cual era el origen de su virilidad, sin saber karate ni artes marciales, enfrentó la tormenta. Su seguridad era la misma de cuando luchaba con leones y osos que querían robarle sus ovejas, su seguridad era Dios, no importaron enormes bíceps, ni la fama de Goliat, ni chorros de hormonas, ni mandíbulas de leones expertas en matar, la fuente de su masculinidad estaba en lo espiritual. Muchos decimos “Yo quiero esa honda, la honda de David, tengo muchos gigantes que matar, el gigante de la enfermedad, el del desprecio, el gigante de la infidelidad, el gigante de la lujuria y el pecado” pero para tenerla debemos pagar el precio de tener un corazón conforme al corazón de Dios. David también fallo y perdió mucho a causa de sus errores, pero siempre volvía a la presencia de Dios donde el sabía que tenia un lugar reservado.
La Biblia muestra a muchos otros hombres, no menos importantes que Moisés y David, pero que por el espacio no podría nombrarlos y que tuvieron fracasos pero también grandes victorias. Entre ellos había algo en común, algo que los unía y que fue el motivo por el cual hoy están inscritos en el muro que hace gala de sus nombres, todos comparten el titulo “Héroes de la Fe”.
Definitivamente un libro excepcional, podemos aprender de otros excelentes documentos, pero le aconsejo que la Biblia sea su primera opción, su punto de referencia, siempre la tenga cerca, en ella encontrará la vida que está buscando. Ella habla de Jesús, el hombre mas maravilloso que existió, su impacto fue tal que dividió al mundo en dos eras, antes y después de Cristo. No tiene comparación, ni la muerte pudo con él, si hay alguien a quien debemos seguir es a Jesús, ese que ordenaba y ordena a las tormentas calmar y a los vientos cesar, ese que hacía y hace temblar los cimientos del infierno, ese que entregó su sangre para que hoy podamos gozar de una vida extraordinaria. Si conoces a Jesús sabes de lo que hablo y ahora estas sintiendo el toque de su Espíritu porque ya no perteneces a la lista de estadísticas sino que hay que buscarte en el lado de las excepciones. Si no lo conoces te invito a que formes parte del equipo de hombres de valor que ya han hecho de Cristo el autor y consumador de su fe.
Amig@ si hoy lees este artículo, vives en Velencia Venezuela y no sabes de alguna iglesia donde conocer más acerca de la Biblia te invito a la mía en el C.C.Cedeño nivel 2 local 73, justo en el centro de la ciudad encontraras gente equipada para bendecir tu vida. Escribeme tus inquietudes al correo vera.maikel@gmail.com, así nos comunicamos y puedo preparar una reunión especial para conocerte.
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