Hoy puede ser mi último día en la tierra

Michael Jackson, conocido mundialmente como el rey del pop, estaba preparándose para su retorno con una serie de 50 conciertos que iniciarían a partir del mes Julio del 2,009 con su espectáculo titulado “This is it” (Esto es). Estos conciertos se llevarían a cabo en el O2 Arena (con capacidad para 23,000 personas) en Londres. Las entradas a los 50 conciertos ya se habían agotado y todo era ya un éxito total. Cuando a menos de tres semanas de su primer concierto, el 25 de Junio del 2,009, Michael falleció de un paro cardiorrespiratorio. Al siguiente día de su muerte el sitio MSNBC.com publicó el siguiente titular: “La vida de Michael Jackson cortada abruptamente a destiempo”.

“Que Michael nos haya sido quitado tan prontamente y a tan corta edad, solo no tengo palabras. El era un artista consagrado y sus contribuciones y legado se sentirán en el mundo para siempre. He perdido a mi hermano pequeño hoy, y parte de mi alma se ha ido con él.” Dijo Quincy Jones, productor del álbum Thriller, que vendió 50 millones de copias alrededor del mundo.”

Michael Jackson planeaba realizar sus 50 conciertos y ya no pudo. Tuvo que realizar el viaje al más allá del que todos estamos esperando turno. ¿Qué está planeando hacer hoy? Que tal ¿mañana? o ¿a fin de año? ¿Está seguro que va a estar aquí? La muerte es la igualadora de los hombres y nadie se libra.

Muy pocos se mueren sabiendo que ya les tocaba. Probablemente sólo aquellos que han sido desahuciados o amenazados (entre otros), conocen con cierta certeza la cercanía de su muerte. Pero aún sin conocer el día de nuestra muerte, sabemos que algún día todos nos vamos a morir.

Cuando reflexiono sobre la muerte vienen dos pensamientos a mi vida. Uno es que no puedo pretender esperar alcanzar, tener o llegar a un punto para empezar a disfrutar de la vida. O soy feliz hoy o sólo Dios sabe si tendré vida mañana. Trabajar, trabajar y trabajar para disfrutar y ¡pum! La muerte. Hoy, en donde estoy, debo disfrutar la vida con lo que tengo mientras me esfuerzo por lo que quiero. Disfrutar hoy mi trabajo, mi familia, mis amigos, mi vida en general. Y para disfrutarla no hay que quebrantar la justicia o dejar de ser íntegro, sino precisamente el verdadero deleite de la vida viene cuando somos justos, pues el justo vive confiado como un león. Pero el impío (según el diccionario: incrédulo, el que no respeta lo sagrado, el ateo) huye sin que nadie lo persiga. Así dice la Biblia:

“Huye el impío sin que nadie lo persiga; Mas el justo está confiado como un león.” Proverbios 28:1 NVI

El segundo pensamiento que viene a mi mente es que un día me voy a morir. Y creo en la vida en el mas allá. Lo que la Biblia llama la vida eterna. Esa es mi esperanza. Y también creo en la muerte segunda, lo que será el infierno. Aquel lugar para todo pecador no arrepentido, para todo aquel que ama la maldad y la injusticia en donde eternamente sufrirá las consecuencias de su desobediencia. No es que Dios sea malo, es que Dios es justo y su sentencia es imparcial. Así como un juez no es injusto por enviar a la cárcel al que quebranta la ley, la justicia de Dios condenará al que no reconozca su autoridad ni sus mandamientos como la norma de vida para la tierra. También sé que todos somos pecadores y hemos quebrantado la ley de Dios. No existe un justo, ni siquiera uno. Pero si nos arrepentimos de nuestros pecados, le pedimos perdón a él y nos comprometemos a vivir dentro de su perfecta voluntad que se nos revela en la Biblia, recibimos Su perdón de pecados y somos declarados justos y podemos entonces ser llamados hijos de Dios y esperar confiadamente este regalo de la vida eterna.

“La muerte y el infierno fueron arrojados al lago de fuego. Este lago de fuego es la muerte segunda. 15 Aquel cuyo nombre no estaba escrito en el libro de la vida era arrojado al lago de fuego.” Apocalipsis 20:14 y 15 NVI

¿A qué llegamos? Vivamos cada momento como si verdaderamente pudiera ser nuestro último momento. ¿Cómo hablaríamos? ¿Cómo trabajaríamos? ¿Cómo nos despediríamos de nuestra pareja, hijos o padres? ¿Cómo nos comportaríamos en todo momento? Si tan solo pensáramos así. Así que no está mal pensar así y vivir así. Porque en unas horas pueden estarlo llorando y llorando no haber tenido más y un mejor de usted.

¿Qué tal si levanta el teléfono y llama a quien sabe que debe llamar? ¿Qué tal si envía un correo electrónico a los que sabe que debe escribirles?

Hasta la próxima (si es que hay… ¡Jajaja!)

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