Integridad

Ciertos hombres desean desacreditarlo. No les conviene tener a un hombre como él en el gobierno por muchas razones. En su opinión, es una amenaza y un obstáculo para su ascenso. Quedó como uno de los tres gobernadores de la región y bajo él se encuentran estos inconformes y ambiciosos animales de la política. Pero, ¿no dice el dicho que “quien no tranza, no avanza”? ¿No dicen que los políticos mienten por oficio? En la política existe la corrupción, o más bien, la política es sinónimo de corrupción. Pero, ¿qué de este hombre?

Cualquiera diría que se cree superior. De hecho, se rumora que el mandamás lo elevará para convertirlo en su mano derecha. ¡Su confidente! ¡Impensable! Afortunadamente, en la política hay diversas formas de desprestigiarlo, así que estos inconformes ponen manos a la obra. Envían a sus hombres para encontrarle algún escándalo o algún secreto de su pasado: una amante, un hijo ilícito, evasión fiscal, cargos criminales en su juventud, pero día tras día, estos espías de la moral regresan cabizbajos. No encuentran cómo acusarlo. Ninguna falta, ningún vicio. ¿Cómo hundir a un hombre que sabe cómo nadar? ¿Cómo hacer tropezar a quien siempre vigila el piso?

Solo existe una estrategia: atentar contra su fe. Inventarán una ley, crearán un foso donde echarán leones hambrientos. ¿Vencerán? ¿Lo pondrán en vergüenza delante del jefe?

Dios bendice a los íntegros, es decir, a los que están completos —no divididos— en su decisión por seguirlo. Dios bendice a los que van por buen camino y esto les trae dicha, aún cuando no los veamos riendo y saltando todo el tiempo. Daniel fue bienaventurado, porque anduvo en la ley de Jehová.


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