Jesucristo y Nicodemo

ES NECESARIO NACER DE NUEVO

La fe fácil enseñada por un evangelio distorsionado está arruinando la pureza de la iglesia. La evangelización de hoy se ha resumido en ganar asistentes a una congregación; instantáneamente se les llama cristianos, sin importar si continúan con comportamientos rebeldes a las cosas de Dios.

El Evangelio que Jesús proclamó no fue así, nunca produjo conversiones ligeras y fáciles, puede decirse que hasta que alejó a más candidatos de los que acercó, advirtiendo que seguirle no era un compromiso superficial.
El encuentro de Jesús con Nicodemo evidencia esto. Cuando leí este pasaje comprendí como no importa la multitud de conocimientos religiosos que poseas, aún se convierten en estorbo al acercarse al autor de la vida. Luego de doce años predicando un evangelio diluido, jactándome de llevar seguidores a Jesús y convencida de estar sirviendo genuinamente, fui confrontada a conocer verdaderamente a Dios. Era una ofensa para mí, pensar que luego de años de congregarme, escalar posiciones de liderazgo y tener discípulos, no conocía aún a Dios, me encontraba en el engaño de mi propio corazón; pero Dios en Su infinita misericordia encendió la llama de búsqueda, y ahora, al igual que Job puedo confesar: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven” (Job 42: 5).

Aquellos que han tenido experiencias similares pueden comprender ahora lo que significa realmente nacer de nuevo, pero para otros, prosigue la batalla aún, frente a sus conocimientos y doctrinas de hombres, que gobiernan su corazón. Sólo nos queda reconocer que aquellos que son ovejas de su rebaño, escucharán su voz, aunque momentáneamente quizás estén inmersos en lugares donde el evangelio se ha distorsionado.

“Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios”. Marcos 10:27

NO ES UNA RELIGIÓN, ES UNA NUEVA VIDA

Juan 3:2-3Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.”

Jesús se enfrentó con la fe falsa de Nicodemo, con su religión basada en las obras, su justicia farisaica y su ignorancia bíblica. Él había visto los milagros de Jesús y por ser un líder religioso, estaba interesado en cualquiera que se pensara había venido de lo alto. Su mente aceptaba hasta cierto punto la verdad de Cristo, pero su corazón permanecía sin ser regenerado.

Cuando Nicodemo escuchó la respuesta de Jesús debió haberse incomodado, pues estaba acostumbrado a las obras, pero Jesús le hizo ver la insignificancia de la religión, pues lo que necesitaba era nacer de nuevo y eso era algo que Nicodemo no podría hacer por sí mismo.

Juan 3:4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?”

Muchas veces la respuesta de Nicodemo no se ha visto muy profundamente. Él no estaba hablando en términos literales. Al ser maestro, Nicodemo entendía el simbolismo hecho por Jesús y respondió de igual forma, pero en realidad estaba diciendo: “Yo no puedo empezarlo todo de nuevo. Es demasiado tarde. Para mí no hay esperanza si tengo que empezar de nuevo desde el principio.”

Lejos de ofrecerle una salvación fácil, el Señor le puso a prueba con la demanda más difícil que le podía hacer. Nicodemo con gusto hubiera ayunado, diezmado o hacer cualquier ritual, pero reconocer que necesitaba un renacimiento espiritual, era ver su pobreza espiritual y alejarse de todo aquello a lo que había dedicado su vida.

Juan 3:5 “Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.”

El bautismo del Espíritu sucede a la salvación y purifica al creyente en el agua por la palabra. Pablo lo cita en Tito 3: 5 casi exactamente a lo que dijo Jesús a Nicodemo; a menos que uno nazca de agua (el lavamiento de la regeneración) y el Espíritu (la renovación por el Espíritu Santo).

Juan 3:6-8 “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.”

Nicodemo no podía creer lo que oía, aunque este pasaje no cita mayores respuestas, parece que llegó a ser creyente, pues fue él quien luego de la crucifixión, reclamó el cuerpo de Cristo y lo preparó para la sepultura (Juan 19: 38-40).

Los hombres han tropezado siempre en la simplicidad de la salvación, eso ha generado divisiones, pues cada uno tiene su propia perspectiva, corrompiendo la simplicidad del evangelio revelado en la Palabra de Dios al presentar una salvación por gracia y no por obras.

Juan 3:9-10 “Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?”

Jesús no enmascaró la verdad ni trató de hacerla apetecible. Nicodemo decía no entender, pero era un disfraz de su incredulidad. Jesús quería que el supiera que la fe viene antes del entendimiento completo. La verdad espiritual no es captada por la mente de quien no cree. La incredulidad no entiende nada.

Al igual que Nicodemo, muchos se cierran a la salvación que Jesucristo ofrece por sentirse demasiado justos, creen que la gran cantidad de obras que hacen en sus congregaciones, su asistencia fiel, el ejercicio del liderazgo o una oración diaria, los ha salvado. Aclaro, que una vida transformada, sí produce obras de fe, como explica claramente el libro de Santiago, pero no podemos perder la perspectiva real de la gracia. “Las obras no producen salvación, pero la salvación si produce obras”.

Este es un llamado a reconocer la necesidad de un nuevo nacimiento para todos los “Nicodemos” que hacen parte de las grandes congregaciones; líderes y asistentes que se han conformado con tener como medida de salvación el cumplimiento de mandamientos de hombres. Inicialmente es muy difícil de aceptar, pensar que hemos sido engañados o que estamos en una congregación que va por el camino ancho que lleva a la perdición es traumático, pero basta levantar nuestra mirada a Jesucristo que salva y da vida eterna, para reconocer que no importa si hay que dejar posiciones, personas, comodidades, falsas creencias, con tal de conocer verdaderamente a nuestro único y verdadero Dios. Nadie puede remplazar la paz genuina y la libertad que El da.

Esta entrada es una adaptación de un fragmento del libro EL EVANGELIO SEGÚN JESUCRISTO de John MacArthur

Fuente:  http://verdaderavida.wordpress.com/2009/01/19/es-necesario-nacer-de-nuevo/


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