JUAN 17. EL MINISTERIO PÚBLICO DE JESÚS 10

10 Jesús le respondió:

–Tú no sabes lo que Dios quiere darte, y tampoco sabes quién soy yo. Si lo supieras, tú me pedirías agua, y yo te daría el agua que da vida.

11 La mujer le dijo:

–Señor, ni siquiera tiene usted con qué sacar agua de este pozo profundo. ¿Cómo va a darme esa agua?12 Hace mucho tiempo nuestro antepasado Jacob nos dejó este pozo. Él, sus hijos y sus rebaños bebían agua de aquí. ¿Acaso es usted más importante que Jacob?

13 Jesús le contestó:

–Cualquiera que beba del agua de este pozo volverá a tener sed,14 pero el que beba del agua que yo doy nunca más tendrá sed. Porque esa agua es como un manantial del que brota vida eterna.

15 Entonces la mujer le dijo:

–Señor, deme usted de esa agua, para que yo no vuelva a tener sed, ni tenga que venir aquí a sacarla.

16 Jesús le dijo:

–Ve a llamar a tu esposo y regresa aquí con él.

17 –No tengo esposo –respondió la mujer–.

Jesús le dijo:

–Es cierto,18 porque has tenido cinco, y el hombre con el que ahora vives no es tu esposo.

19 Al oír esto, la mujer le dijo:

–Señor, me parece que usted es un profeta.20 Desde hace mucho tiempo mis antepasados han adorado a Dios en este cerro, pero ustedes los judíos dicen que se debe adorar a Dios en Jerusalén.

21 Jesús le contestó:

–Créeme, mujer, pronto llegará el tiempo cuando nadie tendrá que venir a este cerro ni ir a Jerusalén para adorar a Dios.22 Ustedes los samaritanos no saben a quién adoran. Pero nosotros los judíos sí sabemos a quién adoramos. Porque el salvador saldrá de los judíos.23-24 Dios es espíritu, y los que le adoran deben ser guiados por el Espíritu para que lo adoren como se debe. Se acerca el tiempo en que los que adoran a Dios el Padre lo harán como se debe, guiados por el Espíritu, porque el Padre quiere ser adorado así. ¡Y ese tiempo ya ha llegado!

25 La mujer le dijo:

–Yo sé que va a venir el Mesías, a quien también llamamos el Cristo. Cuando él venga, nos explicará todas las cosas.

26 Jesús le dijo:

–Yo soy el Mesías. Yo soy, el que habla contigo.


Esta es la segunda parte de la conversación entre Jesús y la mujer de Samaria. La conversación gira alrededor del agua, sin embargo, refleja una conversación a dos niveles. La mujer de Samaria está hablando de las necesidades físicas, o dicho de otra manera, de las necesidades sentidas, de las más inmediatas que, dicho sea de paso, son totalmente legítimas.Jesús aborda otro nivel de necesidades, las más trascendentes, las más profundas, las que están relacionadas con la trascendencia, el sentido y el propósito en la vida. También estas son importantes y legítimas.

De una manera u otra todos nosotros hemos identificado el sentido, el propósito o la felicidad con la satisfacción de ciertas necesidades. Todos pensamos que si tan sólo tuviéramos eso, pudiéramos experimentar aquello, fuera posible tener esa relación o, cualquier otro objeto sobre el que depositemos nuestra necesidad de sentido, entonces podríamos ser autenticamente y definitivamente felices. La realidad, como todos sabemos y Jesús afirma, la satisfacción es temporal y pasajera y volvemos a tener sed.

El Maestro afirma que el agua que tiene para darme llenará y satisfacerá de forma permanente mi sed de sentido y significado, de trascendencia y propósito. Es una cuestión de confianza en Él, puedo continuar intentando saciar mi sed de forma temporal o buscar en Él una satisfacción más permanente.


Un principio

Jesús ofrece saciar mi sed de sentido y trascendencia de forma permanente.


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