JUAN 26. EL MINISTERIO PÚBLICO DE JESÚS 19

16-17 Al anochecer los discípulos de Jesús subieron a una barca y comenzaron a cruzar el lago para ir al pueblo de Cafarnaúm. Ya había oscurecido totalmente, y Jesús todavía no había regresado.18 De pronto, empezó a soplar un fuerte viento y las olas se hicieron cada vez más grandes.19 Los discípulos ya habían navegado cinco o seis kilómetros cuando vieron a Jesús caminar sobre el agua. Como Jesús se acercaba cada vez más a la barca, tuvieron miedo.20 Pero él les dijo: «¡Soy yo! ¡No tengan miedo!» 21 Los discípulos querían que Jesús subiera a la barca, pero de inmediato la barca llegó al lugar a donde iban.

El capítulo seis del evangelio continúa con este episodio que tiene lugar después de la alimentación milagrosa llevada a cabo por Jesús. El tema central, a mi parecer, es el miedo que experimentan los discípulos delante de una situación que se les va de las manos y la presencia milagrosa del Maestro dándoles un mensaje de ánimo, ¡soy yo! ¡no tengáis miedo!

Sería mentirme a mí mismo si no reconociera que hay cosas, más de una, todo sea dicho de paso, que me dan miedo. Sería ser deshonesto si pretendiera ser super, hiper, mega espiritual y afirmar que un creyente no ha de tener nunca miedo. El miedo es una reacción humana y, como soy humano, tengo miedo. Pero, al mismo tiempo, no quiero olvidar otra realidad que debo tener presente en la ecuación y que deseo intencionalmente incluir en la ecuación de mi vida, la presencia de Jesús, quien puede hacerse cargo de todos mis miedos, ayudarme a lidiar con ellos, darme una paz incomprensible en medio de los mismos,

Gracias, Jesús, por ser tú por estar ahí, en medio de mis miedos.

Un principio

Escucha las palabras de Jesús: ¡Soy yo! ¡No tengas miedo!


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