JUAN 64. LOS ÚLTIMOS DÍAS EN JERUSALÉN 1

Juan 13:1-17

1 Faltaba muy poco para que empezara la fiesta de la Pascua, y Jesús sabía que se acercaba el momento de dejar este mundo para ir a reunirse con Dios su Padre. Él siempre había amado a sus seguidores que estaban en el mundo, y los amó de la misma manera hasta el fin.

2 Aun antes de empezar la cena, el diablo ya había hecho que Judas, el hijo de Simón Iscariote, se decidiera traicionar a Jesús.

3 Dios había enviado a Jesús, y Jesús lo sabía; y también sabía que regresaría para estar con Dios, pues Dios era su Padre y le había dado todo el poder.4 Por eso, mientras estaban cenando, Jesús se levantó de la mesa, se quitó su manto y se ató una toalla a la cintura.5 Luego echó agua en una palangana y comenzó a enjuagar los pies de sus discípulos y a secárselos con la toalla.

6 Cuando le tocó el turno a Pedro, le dijo a Jesús:

–Señor, no creo que tú debas lavarme los pies.

7 Jesús le respondió:

–Ahora no entiendes lo que estoy haciendo, pero después lo entenderás.

8 Pedro le dijo:

–¡Nunca dejaré que me laves los pies!

Jesús le contestó:

–Si no te lavo los pies, ya no podrás ser mi seguidor.

9 Simón Pedro dijo:

–¡Señor, entonces no me laves sólo los pies, sino lávame también las manos y la cabeza!

10 Jesús le dijo:

–El que está recién bañado está totalmente limpio, y no necesita lavarse más que los pies. Y ustedes están limpios, aunque no todos.

11 Jesús ya sabía quién iba a traicionarlo; por eso dijo que no todos estaban limpios.

12 Después de lavarles los pies, Jesús se puso otra vez el manto y volvió a sentarse a la mesa. Les preguntó:

«¿Entienden ustedes lo que acabo de hacer?13 Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque soy Maestro y Señor.14 Pues si yo, su Señor y Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros.15 Yo les he dado el ejemplo, para que ustedes hagan lo mismo.16 Ustedes saben que ningún esclavo es más importante que su amo, y que ningún mensajero es más importante que quien lo envía.17 Si entienden estas cosas, háganlas, y así Dios los bendecirá.

Con este pasaje se produce un cambio de ritmo en el evangelio. El relato se centra en la celebración de la fiesta de la Pascua entre Jesús y sus discípulos. El tono es más intimista, más cercano y, por medio de una serie de discursos, el Maestro nos enseña algunas de las verdades más básicas y más importantes de la vida cristiana.

Todo comienza con un acto cargado de simbolismo, el lavado de los pies de los discípulos por parte de Jesús. Una tarea reservada a los criados de la casa, nunca, en ningún modo llevada a cabo por el anfitrión de la cena. Algo que se consideraba servil, indigno, impropio de una persona de categoría, sin embargo, Jesús decide hacerlo él mismo y, tal y como indica, para darnos ejemplo y mostrarnos algo.

La versión que yo uso utiliza estas palabras, plenamente consciente de toda la autoridad que le había dado el Padre. A pesar de eso, a pesar de que podría exigir servicio, Jesús decide servir y hacerlo de una forma humillante. Después me invita a que yo tenga la misma actitud de servicio de la que Él ha sido ejemplo y me dice que seré feliz, dichoso si lo pongo en práctica.

Jesús enseña con su vida una forma diferente de liderazgo. El líder que sirve, se entrega, se humilla, da ejemplo y no apela a su autoridad para imponerse, imponer sus criterios, sus ideas, sus pensamientos, sus planes o su comprensión de las cosas.

Hay dos cosas que he aprendido y quiero usar para evaluar mi liderazgo, servicio y ejemplo. Son las categorías que me enseña Jesús, el Maestro, el Señor y para mí son más importantes que las que pueden aprenderse en libros de administración de empresas o liderazgo, incluso de liderazgo cristiano.

Un principio

Servicio y ejemplo, dos características del líder cristiano.


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