JUAN 78. ARRESTO Y MUERTE DE JESUS 1

Juan 18:1-12

1 Después de que Jesús terminó de orar, fue con sus discípulos a un jardín que estaba junto al arroyo de Cedrón.

2-5 Judas Iscariote había prometido traicionar a Jesús. Conocía bien el lugar donde estaban Jesús y los otros discípulos, porque allí se habían reunido muchas veces. Entonces, llegó Judas al jardín con una tropa de soldados romanos. Los acompañaban unos guardias del templo que habían sido enviados por los sacerdotes principales y por los fariseos. Iban armados, y llevaban lámparas y antorchas.

Jesús ya sabía lo que iba a suceder, y cuando los vio venir, salió a su encuentro y les preguntó:

–¿A quién buscan?

–A Jesús de Nazaret –respondieron ellos–.

Jesús les dijo:

–Yo soy.

6 Los soldados y los guardias del templo cayeron de espaldas al suelo.7 Entonces, Jesús volvió a preguntarles:

–¿A quién buscan?

–A Jesús de Nazaret –respondieron de nuevo–.

8 –Ya les dije que soy yo –contestó Jesús–. Así que, si me buscan a mí, dejen ir a mis seguidores.

9 Esto sucedió para que se cumpliera lo que el mismo Jesús había dicho: «No se perdió ninguno de los que me diste».

10 En ese momento, Simón Pedro sacó su espada y le cortó la oreja derecha a Malco, que era uno de los sirvientes del jefe de los sacerdotes.11 De inmediato, Jesús le dijo a Pedro:

–Guarda tu espada. Si mi Padre me ha ordenado que sufra, ¿crees que no estoy dispuesto a sufrir?

12 Los soldados de la tropa, con su capitán y los guardias del templo, arrestaron a Jesús y lo ataron.13 Primero lo llevaron ante Anás, el suegro de Caifás que ese año era el jefe de los sacerdotes.14 Tiempo atrás, Caifás les había dicho a los jefes judíos que les convenía más la muerte de un solo hombre, con tal de salvar a todo el pueblo.

Con este pasaje y este capitulo comienza una nueva sección de el evangelio de Juan, la que explica los últimos momentos del Maestro. Estos versículos nos narran el momento en que Jesús es arrestado y la forma como Pedro reacciona, es decir, con violencia, tratando, y tal vez es lógico, de defender la vida de aquel a quien ama. Sin embargo, Jesús le reprende por su acción. No es la primera vez que algo similar ocurre y que Pedro no logra entender que Dios funciona de forma diferente a como lo hace o haría el.


Y, precisamente, esta ha sido la principal enseñanza para mi de este pasaje. Dios no hace las cosas como yo las hago. En muchas ocasiones yo aplico a problemas, situaciones, desafíos, relaciones y un largo etcétera lo mejor que se, lo que me dice mi lógica y mi sentido común. Sin embargo, no siempre el Señor ve las cosas del mismo modo ni siempre sus modos de actuar son los míos por buenos que estos puedan parecerme.


Esto me hace pensar en la necesidad de no ser impulsivo. En la importancia de pararme a pensar y escuchar la voz del Señor para discernir que desea que haga y como quiere que lo lleve a cabo.

Viene a mi mente las palabras del propio Señor cuando afirma que, sus caminos no son nuestros caminos, ni sus pensamientos son nuestros pensamientos. Tal vez es preciso mas reflexión y menos acción.

Un pensamiento

Dios no actua según mis criterios y sabiduría.


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