JUAN 89. EPÍLOGO 3

Juan 21:20-25
20 El discípulo preferido de Jesús estaba siguiendo a Jesús y a Pedro. Ese discípulo era el mismo que estaba cerca de Jesús en la cena de la Pascua, antes de que Jesús fuera clavado en la cruz, y él fue quien le preguntó a Jesús quién era el que iba a traicionarlo.21 Cuando Pedro lo vio, le preguntó a Jesús:

–Señor, ¿qué va a pasar con este?

22 Jesús le contestó:

–Si yo quiero que él viva hasta que yo regrese, ¿qué te importa a ti? Tú sígueme.

23 Por eso, entre los seguidores de Jesús corrió el rumor de que este discípulo no iba a morir. Pero eso no fue lo que dijo Jesús. Lo que dijo fue: «Si quiero que él viva hasta que yo regrese, ¿qué te importa a ti?»

24 Este es el mismo discípulo que ha dicho todas estas cosas. Él las escribió, y sabemos que lo que dice es verdad.

25 Jesús hizo muchas otras cosas, tantas que, si se escribiera cada una de ellas, creo que no cabrían en el mundo todos los libros que serían escritos.

He llegado al final del evangelio de Juan y estoy contento del peregrinaje espiritual a lo largo de esta narración de la vida y ministerio de Jesús. Es pasaje de hoy narra información relacionada con Juan, el autor de evangelio y, tal y como ayer escribí, un pequeño comentario editorial del mismo.

La enseñanza para mí ha sido con relación al carácter personal del seguimiento de Jesús. Las palabras del Maestro a Pedro podrían escribirse del siguiente modo, tú, no te preocupes de los demás, únicamente sígueme.

Creo que la comparación con otros forma parte de nuestra naturaleza caída, de nuestro pecado. No podemos dejarnos de comparar con otros, lo que hacen y lo que dejan de hacer. Usamos esta comparación para justificarnos en lo que hacemos o en aquello que hemos decidido dejar de hacer. Los demás nos sirven de coartada, pretexto, excusa y argumento.

Sin embargo, lo que aprendo en este pasaje es que Jesús quiere establecer una relación, única, singular, persona e irrepetible conmigo, diferente, por tanto, a la que pueda establecer con cualquier otro. Esta relación está expresada por su mandamiento, sígueme, y me invita a centrarme únicamente en este seguimiento y olvidar, en el buen sentido de la palabra, a los demás y lo que estos puedan hacer o dejar de hacer. La invitación es personal para mí, la exigencia es personal para mí también.

Un principio

No te preocupes de los demás, sigue a Jesús.


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