La Fragilidad Humana.

MaremotoHe aquí, diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti.Salmo 39:5.

¿Qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.Santiago 4:14.

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Recordemos el terrible maremoto que devastó las costas de los países del Océano Índico en el año 2004, causando la muerte a más de 200 mil personas. Con respecto a esto, un político declaró: «Creo que este drama dejará huella y que la gente tomó conciencia de la fragilidad humana».

Sí, el hombre es muy frágil. A pesar de los impresionantes progresos de la tecnología y la medicina, nadie puede estar seguro de estar vivo mañana. Y esta fragilidad e incertidumbre sobre la duración de nuestra vida debería incitarnos a ponernos en regla con Dios.

En una parábola, Jesús nos habla de un hombre rico que tenía grandes proyectos. Había pensado agrandar su empresa y hacía planes para disfrutar la vida al máximo. “Pero Dios le dijo: ¡Insensato! esta noche tu alma te será demandada; y lo que has prevenido, ¿de quién será?” (Lucas 12:20, V. M.).

Dios es quien determina la duración de nuestra vida en la tierra: “término corto”. ¿Con qué objetivo? ¿El de amontonar riquezas? ¿Para disfrutar la vida? No, para aprender a conocerle, pues sólo él da la vida eterna. Esta vida tiene por fundamento una obra perfectamente cumplida, es decir, la muerte y la resurrección de Jesús, el Hijo de Dios. El que cree en el Hijo de Dios tiene la vida eterna. “El es la Roca, cuya obra es perfecta” (Deuteronomio 32:4).

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