La Justicia que es por fe trae bendición

«Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe». Romanos 4:13

Es difícil entender, pero la mayoría de los cristianos deseamos
ser bendecidos. Cuando Dios llamó a Abraham, a Jacob, a Moisés, a
Josué, a Jose, y a todo Israel su mensaje fue de una bendición
muy grande. Dios les habló de una gran bendición.

«Y he descendido para LIBRARLOS de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra A UNA TIERRA BUENA Y ANCHA, a tierra que FLUYE LECHE Y MIEL, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo«. Éxodo 3:8

Hoy en día muchos cristianos batallamos para entender que Dios
nos quiere bendecir en gran manera. Hoy en día creemos que Dios
nos salvó y ahí termina todo.

Hoy en día predicamos más la vida de sufrimiento que la vida de bendición. Hoy en día resaltamos más la prueba y la lucha y no dejamos que Dios nos traiga la mejor parte. La palabra de Dios dice que el evangelio es como una
semilla que se tira en el corazón (simbolizado por diferentes
tipos de tierra).

«Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga».
Mateo 13:7-9

Hoy en día se ha rebajado el evangelio a un evangelio religioso y
un evangelio donde tú eres la parte más importante de tu relación
con Dios. Se exaltan las obras de los hombres y con eso sé
devalúa la obra de Dios.

No por la ley

«Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su
descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por
la justicia de la fe». Romanos 4:13

La ley ha sido substituida en las iglesias por un evangelio
legalista donde tú eres el principal actor de la película. Tú
debes cambiar, tú debes hacer, tú estás mal, tú necesitas, tú
deber es, etc. Un sistema legalista está basado en tus acciones y
en tus méritos, el problema que un sistema basado en méritos y en
tus acciones es un sistema condenado a fallar. Dios le prometió a
Abraham un sistema que no permite fallas. Ese sistema incluye a
toda la descendencia de Abraham y no depende de sus acciones o
cumplimiento. Pablo lo explica en Romanos y les dice que la ley
todavía no existía cuando Dios le hizo la promesa a Abraham. Es
más la ley es parte de la bendición. La ley Dios la dio para
bendecir mientras llegaba la mayor bendición, es decir
Jesucristo. Exaltar tus acciones para poder recibir alguna
bendición de parte de Dios desprestigia el sacrificio de Cristo.
Cuando tus desprestigias tus acciones valoras el sacrificio de Cristo
y todo lo demás queda excluido.

La gracia debe ser substituida ahora en las iglesias, resaltando
así la obra de Jesús y que nuestros actos por grandes o pequeños
queden devaluados delante del gran amor y grande sacrificio de
Cristo. En los tiempos de Moisés reino la ley, y con la ley la
maldición, no porque la ley sea mala, pero para resaltar la obra
de Cristo.

«Para que así como el pecado reinó para muerte, así
también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante
Jesucristo, Señor nuestro». Romanos 5:21

El mensaje de la gracia debe retornar a las iglesias, el mensaje
de la gracia debe reinar en nuestras vidas. Cuando reina el
pecado, reina la carnalidad y reina el legalismo, ese ciclo
vicioso que no puede dejarnos avanzar. No podemos poseer las
promesas y no podemos entrar en el reposo de Dios.

La Justicia que es por fe trae bendición

Todo hijo de Dios pasará por el proceso de entender la justicia
de Dios. Job tuvo que ser confrontado miles de años antes de la
ley. Abraham tuvo que entender esta justicia. Jose, Moisés, David
todos los grandes hombres de Dios entendieron la justicia que es
por fe.

«¿Invalidarás tú también mi juicio? ¿Me condenarás a
mí, para justificarte tú? ¿Tienes tú un brazo como el de
Dios?
¿Y truenas con voz como la suya?». Job 40:8-9

Note como Dios tuvo que compararse con Job para que Job entendiera
la inmensa grandeza de la justicia de Dios. Dios tuvo que
recordar su inmenso e infinito poder para que Job no tuviera más
argumentos de justificación. Delante de Dios la única justicia
que vale es la justicia que el mismo provee para nosotros. En
este tiempo Dios ha provisto de su hijo Jesucristo como única vía
de bendición.

«Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la
gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo». Juan
1:17

Nota como la gracia que viene a través de Jesucristo es
contrastada con la ley de Moisés. Es que la ley de Moisés resalta
los méritos del hombre y exalta la justicia que es de la carne
por eso el pecado reino durante el viejo pacto. La gracia debe
reinar en nuestra vida para que la fe sea por la justicia. Hoy en
día el mensaje en muchas iglesias está mezclado con la gracia
simplemente porque no está reinando en los corazones de los
líderes. Debemos entender claramente que en las iglesias existe
el peligro de hacerse legalista y llenar de requisitos a las
personas para merecer o llegar a la altura de merecer la
bendición. Hoy en día reina una actitud legalista en las iglesias
porque predican al mérito del hombre y dejan de exaltar la obra
de Cristo.   

 «Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su
descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por
la justicia de la fe». Romanos 4:13

La Justicia que es por fe trae bendición y trae bendición al
exaltar la obra de Cristo. Una iglesia que exalta la obra de
Cristo deja que fluya el mensaje de la gracia y cuando esa gracia
comienza a reinar, los frutos de la gracia reinando en los
corazones producen la santificación y la vida en abundancia. La
ley fue para bendecir y sigue siendo para bendecir, pero antes de
la ley existe la gracia. Antes de nuestra justicia existe la
justicia de Dios.

Cuando la gracia reina en nuestros corazones por la justicia de
la fe, las bendiciones comienzan a fluir en gran manera. Vive una
vida de bendición y medita en la palabra de Cristo, su verdadero
evangelio de gracia.

¡Por eso te adoramos Jesús!

Bendiciones!!

Escrito por Abdiel Salas.


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