La Madurez Espiritual

¿Qué es el crecimiento espiritual?

 
Los que tenemos hijos vemos el proceso de crecimiento de nuestros niños, son muy hermosos pero la palabra dice que tienen una naturaleza pecaminosa por lo que necesitan ser educados para cambiar esa naturaleza. En el nuevo convertido hay cosas en su vida que tienen que ser tratadas.
En Proverbios dice que el niño que no es disciplinado trae vergüenza a los padres.
El niño tiene que ser disciplinado. La palabra discipulo tiene que ver con el término disciplina.
En los primeros pasos del crecimiento es necesario crear fronteras, límites, convicciones.
La palabra va formando un nuevo fundamento en su vida.
Si un niño desobedece, no le damos una patada, el niño es corregido con amor y paciencia. De la misma manera el recién convertido. Así le estamos instruyendo.
Lo bueno es que el nuevo convertido no permanece siempre como niño, (no debería). Si tenemos que seguir tratandolo como niño algo falla. El niño tiene que crecer y el padre también;Todos crecemos en el proceso del discipulado (disciplina); El objetivo es pasar a la siguiente fase, tanto el discípulo como el discipulador.
Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo, sino que está bajo tutores.
Él no tiene capacidad de liderar. El nuevo convertido necesita estar bajo tutores, para pasar a otro nivel.
La voluntad de Dios es que tú pases a otro nivel, pero sin fundamento no es posible.
Es necesario pasar del nivel, después de aprender fidelidad, vida devocional, santidad, escuchar la voz de Dios.
El crecimiento espiritual es el proceso de volverse más y más como Jesucristo. Cuando ponemos nuestra fe en Jesús, el Espíritu Santo comienza el proceso de hacernos más como Jesús, conformándonos a Su imagen. El crecimiento espiritual quizá está mejor descrito en 2 Pedro 1:3-8, donde se nos dice que mediante el poder de Dios: “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de Aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro señor Jesucristo».

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