La Palabra Inspirada Por Dios – Teniendo Hambre Por La Palabra De Dios

 “Teniendo hambre por la Palabra de Dios”

 

Introducción: Nuevamente, nuestros propósitos durante este tiempo son: que cada miembro de la Iglesia Cristo Nación, tenga una base firme en la Palabra de Dios, y que tenga también una vida devocional diaria con la Palabra de Dios. Que cada día sincronicen sus vidas al plan y deseos que Dios revela en las páginas de la Biblia. También debemos tener en cuenta las cuatro cosas que queremos adquirir al emprender esta travesía:

1.   Una visión personal de la Palabra escrita de Dios.
2.   Una visión aplicable de la Palabra escrita de Dios.
3.   Una visión que reprograme la Palabra escrita de Dios.
4.   Una visión devocional de la Palabra escrita de Dios.

En esta lección me gustaría avanzar un poco más examinando el proceso de tener apetito por la Palabra de Dios.

El hambre es algo con lo que todos estamos familiarizados

Recuerdo que cuando era un joven en la secundaria, uno de los deportes que jugué mucho durante toda mi época escolar, fue lucha libre.  No era como la lucha libre profesional en la que la gente se golpea mutuamente en la cabeza con una silla, sino que era lucha libre de principiantes, en la que el propósito era derrotar al oponente por medio de una serie de técnicas hábiles. Debido a que los estudiantes de secundaria vienen en muchos tamaños diferentes, y para mantener la competencia justa, la asociación del colegio escribió ciertas reglas que tenían que ser acatadas por todo aquél que deseara competir. Una de ellas era que, a fin de competir, un estudiante tenía que mantenerse dentro de un cierto peso. Así que existían distintas clases de peso que oscilaban desde los 47 kilos hasta peso pesado, categorías dentro de las cuales un estudiante tenía que mantenerse. La mañana antes de la competencia, todos los atletas que iban a competir tenían que ser pesados, esto consistía en pararse sobre la balanza y así mostrar que estaban bajo el peso delimitado. Yo odiaba esta parte del deporte porque significaba que, uno, tendría que dejar de comer el día entero para poder estar bajo el peso especificado y, dos, si tenía sobrepeso tendría que correr hasta bajar de peso. No puedo expresarles cuán feliz me ponía, cuando subía a la balanza y ésta mostraba que estaba bajo el peso establecido. ¡¡¡El motivo principal de mi felicidad era que podía comer!!! Pasado todo eso, podías ver a McDonald’s lleno de luchadores felices, que prácticamente se mataron de hambre el día anterior y toda la mañana, recompensándose comiendo una hamburguesa. Fue por esas experiencias, más que ninguna otra, que aprendí la importancia del hambre.

Explicando el hambre

Antes de seguir adelante, definamos a qué me refiero cuando digo “hambre”. El diccionario de la Real Academia Española define “hambre” como:

1.   Gana y necesidad de comer.
2.   Escasez de alimentos básicos, que causa carestía y miseria generalizada.
3.   Apetito o deseo ardiente de algo.

Físicamente, el hambre es una fuerza dentro de ti que te avisa que es tiempo de comer.  Es la manera en que tu cuerpo te dice que has pasado mucho tiempo sin preocuparte de tu necesidad y grita para llamar tu atención. Es la señal inicial de advertencia de que estás comenzando a fatigarte.

La Biblia en relación al hambre espiritual

 “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”. Mateo 5:6.

 “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti,  oh Dios, el alma mía.  Mi alma tiene sed de Dios,  del Dios vivo; ¿Cuándo vendré,  y me presentaré delante de Dios?” Salmo 42:1-2.

 “Fueron halladas tus palabras,  y yo las comí;  y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón;  porque tu nombre se invocó sobre mí,  oh Jehová Dios de los ejércitos”. Jeremías 15:16.

 “¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! ¡Más que la miel a mi boca!”  Salmos 119:103.

El deseo de Dios es que tengamos un anhelo por la Palabra escrita de Dios, mayor del que tenemos por el alimento. Es un hambre que reside dentro de nosotros y nos atrae hasta la presencia de Dios y hasta el estudio bíblico. Dios quiere que le conozcamos a Él a través de las páginas de la Biblia.

Hambre física y hambre espiritual

El estudio que hemos emprendido está enfocado en ayudarnos en el área de crecimiento espiritual, y no necesariamente el hambre física, así que veamos lo que significa tener hambre espiritual por la Palabra de Dios.

  • El hambre física se intensifica de manera diferente a la manera en que se intensifica el hambre espiritual.
  • El hambre física proviene de no hacer algo, mientras que el hambre espiritual se intensifica cuando haces algo. Si no comes tienes hambre. Por otra parte, si no estudias la Palabra de Dios, tu hambre espiritual va a disminuir. Aumentas tu apetito espiritual al estudiar más la Palabra de Dios.
  • El hambre física incrementa tu sensibilidad a los deseos de tu cuerpo, mientras que el hambre espiritual aumenta tu deseo por las cosas de Dios. Cuando hacemos que el examinar las Escrituras, sea una disciplina diaria, nos encontramos silenciando la voz de nuestra carne y abriendo nuestros oídos para escuchar lo que Dios quiere decirnos.
  • El resultado del hambre física es estar lleno, mientras que el resultado del hambre espiritual nunca es satisfecho. Algo asombroso sucede cuando una persona come regularmente de la Palabra de Dios, tiene más hambre. No es como el hambre física en la que uno alcanza un punto en que está satisfecho y no puede comer nada más. Cuando una persona come regularmente de la Palabra de Dios, tiene cada vez más hambre. Su hambre nunca tiene límite.

Diferentes niveles del comer la Palabra de Dios

Si estudiamos la Palabra de Dios detenidamente, encontraremos que existen diferentes niveles de estudio que la Biblia nos enseña. Me gusta considerarlo como si estuviéramos yendo a comer una buena cena. Si estamos yendo a comer a Burger King, ellos simplemente nos pasarán una bolsa por la ventanilla de entrega, pero si queremos realmente una buena comida, iremos a un buen restaurante. El propósito de un restaurante con mesas no es comer rápido, el propósito en un buen restaurante, es que realmente puedas disfrutar la comida. Comienzan la comida con un aperitivo y tal vez algo de vino, luego traen la ensalada, posteriormente traen el plato principal, después, es probable que sirvan café y por último el postre. Puede que el orden sea un poco diferente, dependiendo del restaurante, pero el propósito es el mismo. El comer es una experiencia, no una tarea. Lo importante es disfrutar la comida.

Cuando se trata de estudiar la Palabra escrita de Dios, pienso que es importante tener en cuenta que el propósito es disfrutar la comida, y no apresurarse para terminar.  Por esa razón, las Escrituras nos muestran que hay muchas maneras diferentes de estudiar la Biblia, con el fin de realmente, poder disfrutar la comida. Proverbios 4:20-22 nos muestra muy claramente cuáles son algunas de esas maneras.  Cuando vemos este pasaje, también es muy importante que tengamos en cuenta, que al igual que en una buena comida, cada ingrediente hace que la comida sea una mejor experiencia, en el estudio de la Palabra de Dios, debemos usar cada una de estas maneras, con el fin de disfrutar realmente del proceso.

 “Hijo mío,  está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones.  No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo.” Proverbios 4:20-22.

  1. Leyendo la Palabra de Dios – El café antes de la comida. Proverbios 4:20 “está atento a mis palabras”.  La primera manera de comer la Palabra de Dios, es simplemente leyendo la Palabra de Dios. Ésta es la manera, que la mayoría de las personas que estudian la Palabra, eligen. Tal vez escoger una lectura al azar, o inclusive tener un plan para leer la Biblia y leerla periódicamente. Esta es una buena manera de estudiar, siempre y cuando recordemos que es la parte que viene antes de la comida. Su propósito es simplemente, mantener nuestros estómagos ocupados hasta que llegue el plato principal.
  1. Escuchar la Palabra de Dios – El aperitivo. Proverbios 4:20 “inclina tu oído a mis razones”.  La Biblia es muy clara acerca de que la fe viene por el proceso de escuchar la predicación de la Palabra de Dios continuamente (Romanos 10:17). El estar en un lugar donde se nos predique la Palabra de Dios, es una parte muy importante de nuestro crecimiento en la Palabra de Dios. Esa es una de las principales razones por las que debemos asistir a alguna reunión de la iglesia durante la semana. De la misma manera en que un aperitivo prepara nuestro estómago para la comida, así también un mensaje predicado nos prepara para escuchar a Dios. Satisface nuestra hambre espiritual y la hace más intensa.
  1. Estudiando la Palabra de Dios – “La sopa y la ensalada antes de la comida” Proverbios 4:21 “No se aparten de tus ojos”La sopa y la ensalada no son necesariamente la comida pero le ayudan a prepararse para la comida. Lo mismo sucede con referencia al estudio de la Palabra de Dios. El propósito no es simplemente obtener conocimiento, sino que el propósito es preparar a una persona para la acción.
  1. Meditando en la Palabra de Dios – El vino o el refresco antes de la comida. Proverbios 4:21 “Guárdalas en medio de tu corazón”. El propósito de las bebidas antes de la comida no es distraerte porque la preparación de la comida va a tardar mucho. El propósito es preparar tu estómago para el plato principal. El propósito es preparar nuestro estómago, de modo que podamos disfrutar mejor del plato principal. El mismo tipo de pensamiento surge en referencia al estudio de la Palabra de Dios. Es examinar más profundamente la Palabra de Dios, con el fin de llevar a cabo un proceso mental, para establecer lo que el pasaje de las Escrituras te está diciendo.
  1. Aplicando la Palabra de Dios – El plato principal. Proverbios 4:22 “Porque son vida a los que las hallan”.  Es importante que recordemos, que el propósito de la Palabra de Dios, no es tener conocimiento o aprender, el propósito siempre ha sido y siempre será, vivir en las Escrituras. Tomar la Palabra escrita de Dios y hacerla carne, a medida que cobra vida por medio de nuestra práctica diaria obedeciéndola. El poder no viene de leer, estudiar, memorizar o aún repetir la Biblia; el poder viene de vivirla.
  1. Testificando de las promesas de Dios – El postre. Proverbios 4:22 “Porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo”. El proceso no termina al simplemente aplicar la Palabra de Dios. No es suficiente que viendo el fruto de hacer la Palabra de Dios, solo disfrutemos de los beneficios, tenemos la responsabilidad de testificar a otros, y alentarles en su fe.

Conclusión: La palabra de Dios debe ser comida.  Si lo hacemos correctamente, tendremos la satisfacción de haber disfrutado de una comida completa, y haber incrementado nuestra hambre espiritual.

PREGUNTAS DE APLICACIÓN

La parte más importante del estudio bíblico es ponerlo en práctica. Lee las siguientes aplicaciones, responde las preguntas y aplícalas a tu vida.

1.    Examínate, ¿tienes hambre por la Palabra de Dios? Si tu respuesta es no, dinos ¿cuál crees que sea la razón y qué planeas hacer al respecto?
2.    Escribe un plan para aplicar cada uno de los niveles de comer la Palabra de Dios.
3.    Escribe los resultados que obtuviste.


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